RRHH Digital. Según datos oficiales, el 58,2% de la población activa (13.459.000 trabajadores) carece de acreditación de su cualificación profesional y el 33,5% de la población adulta (12.881.100 personas) no dispone de la enseñanza obligatoria. Para Francisco Aranda, Vicepresidente de FENAC y Presidente de Laboral de CEIM “es realmente preocupante la existencia de colectivos, numéricamente importantes, con baja o nula cualificación. Trece millones y medio de trabajadores de nuestro país no están preparados profesionalmente para el empleo que realizan. Si queremos huir de la crisis, es condición indispensable dirigirnos principalmente hacia una economía de servicios avanzados basados en el conocimiento, es decir, a través de la formación”.
En pleno siglo XXI, en España todavía tenemos el importante reto de conseguir el éxito escolar de todo el alumnado y reducir las tasas de abandono escolar temprano. En opinión de Aranda, “para ser tenido en cuenta en un mercado laboral tan cambiante como el actual, es necesario mantener viva la cualificación, adquirir nuevas competencias y ser capaz de cambiar a nuevas ocupaciones”.
El aprendizaje permanente es una necesidad que no sólo beneficia al individuo, sino también al colectivo, ya que ese esfuerzo personal se traduce en sociedades creativas, interactivas y comprometidas que colaboran en el desarrollo de países más competitivos que generan mayor riqueza y empleo. Sin embargo, actualmente, sólo el 10% de los españoles entre 25 y 64 años se está formando a la vez que trabaja. “Es cierto que la media de la Unión Europea es del 9%, pero quienes deben servirnos como referentes son los países más avanzados, como Suecia y Dinamarca, con una cifra superior al 25%”, afirma el Vicepresidente de las pymes consultoras.
Desde FENAC se considera necesaria y urgente la implicación de las Administraciones Públicas, a todos los niveles, para mejorar el aprendizaje de las personas adultas. Para ello proponen ampliar y facilitar el acceso al mismo, promover una financiación adecuada y asegurar un uso eficiente de los recursos disponibles, facilitar la reincorporación al sistema educativo de la población adulta para obtener el Graduado en ESO, hacer compatible el trabajo y el estudio, así como promover el acceso de las personas adultas al Bachillerato, a la Formación Profesional y a la Universidad.
El primer paso para salir de la situación actual, según asegura FENAC, es difundir entre los ciudadanos las bondades de la formación permanente, así como sus ventajas personales y para la sociedad en su conjunto. “Pero todo esfuerzo será en vano si no se establecen mecanismos para la mejora de la calidad y la evaluación permanente de las políticas relacionadas con el aprendizaje a lo largo de la vida”, aseguran desde la patronal de las pymes de consultoría.
Francisco Aranda sostiene que “es el momento de aunar esfuerzos y coordinar los recursos para el aprendizaje de personas adultas, porque la formación es un factor de competitividad de nuestra economía, que debe fomentar la mejora de empleados y empresas, por lo tanto, lo primero en lo que hay que trabajar es en la evaluación de sus resultados. Los empleados deben mejorar sus habilidades y empleabilidad, los desempleados deberán poder lograr integrarse en el mercado de trabajo y las empresas deben ganar en competitividad”. Quien logre los objetivos deberá ser impulsado y quien no lo haga tendrá que abandonar el sistema, declara el mencionado líder empresarial.
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