Las empresas se debaten entre la apuesta por el teletrabajo o el regreso masivo a la oficina, al mismo tiempo que surgen varios estudios sobre los beneficios y las desventajas del teletrabajo. Una investigación reciente de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), publicada en abierto en la revista de pares International Journal of Manpower, ofrece un enfoque nuevo y analiza este tema a partir de cómo los propios empleados perciben el trabajo a distancia. Sus resultados pueden ayudar a las empresas a organizar mejor su gestión y conseguir empleados más satisfechos.
Vicente Peñarroja, profesor e investigador del grupo de investigación interdisciplinaria sobre las TIC (i2TIC), de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, señala que su artículo indaga una nueva forma de enfocar la planificación del trabajo. «La idea de mi investigación era reconocer perfiles a partir de la percepción que tienen los propios empleados sobre el teletrabajo», explica. «Esta cuestión es relevante porque, cuando se mira desde este punto de vista, se ve que no todas las personas de una empresa tienen las mismas preferencias o necesidades. Identificar los diferentes tipos de trabajadores para ofrecerles un plan laboral personalizado puede ofrecer beneficios tanto a los empleados como a la organización», añade.
Tres visiones diferentes del teletrabajo
Peñarroja utilizó los datos de 842 individuos que realizaron la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los
hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2021. El cuestionario incluía doce preguntas en las que había que valorar seis beneficios y desventajas del teletrabajo.
A partir de las respuestas, se identificaron tres grandes categorías de teletrabajadores: los realistas, los ambivalentes y los entusiastas. Los realistas eran aquellos que no solo reconocían las ventajas del teletrabajo, sino que también advertían muchos de sus inconvenientes; los ambivalentes señalaban más desventajas, y los entusiastas solo veían los beneficios. «Solo hubo un aspecto negativo que resaltaron los tres grupos, incluidos los entusiastas: el aislamiento social«, explica Peñarroja.
Los individuos de los grupos compartían ciertas características, según constató el análisis. Los realistas tenían, de media, niveles de estudios e ingresos en el hogar más altos. Los entusiastas, por otro lado, trabajaban más horas fuera de la oficina que los que pertenecían a las otras dos categorías. Según el investigador, eso puede deberse a circunstancias que habría que estudiar: es probable que los realistas tuvieran cargos de mayor responsabilidad que dificultaran el trabajo a distancia, o que en el grupo de los entusiastas hubiera más jóvenes familiarizados con la tecnología.
Una investigación cada vez más necesaria
Como señala el propio estudio, para aprovechar la clasificación de los trabajadores en grupos, sería apropiado continuar la investigación y saber si estos perfiles se mantienen en el tiempo o si, por el contrario, cambian a medida que las condiciones del trabajador varían. También habría que estudiar las peculiaridades del contexto laboral, tales como el tipo de industria, las demandas del cargo y la cultura de la organización, o si hay otras necesidades psicológicas de los individuos. La capacidad de autoeficiencia, el nivel de autocontrol o la necesidad de mayor o menor autonomía según la experiencia son factores que probablemente influyen en cómo se percibe el teletrabajo.
Para Peñarroja es imprescindible seguir estudiando el teletrabajo para que pueda integrarse de forma satisfactoria en la vida de las personas. Sobre todo en un momento en el que tecnologías como la inteligencia artificial van a provocar nuevos cambios. Por ejemplo, las reuniones por videoconferencia grabadas pueden ser más productivas que las presenciales, ya que es posible producir resúmenes inmediatos. O las tecnologías como la geolocalización permitirán un mayor control de los empleados. Cada vez es más necesario, explica, reflexionar sobre cómo se podrá gestionar el estrés en el trabajo y separar el espacio personal del laboral.
Esta investigación favorece el objetivo de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU número 8, trabajo decente y crecimiento económico.