La reducción del número de casos de coronavirus, durante los meses de verano y comienzos del otoño del año pasado, había devuelvo a muchos trabajadores a sus puestos presenciales. Sin embargo, todo volvió a cambiar a finales de noviembre. Ante el incremento de la incidencia del COVID-19, en prácticamente todos los países del mundo y causada por la nueva variante del virus Omicron, son miles las empresas que regresaron al teletrabajo como medida para evitar contagios entre sus trabajadores.
El aumento de la incidencia del coronavirus, causado por el descontrolado ritmo de expansión de la variante Omicron, está llevando a empresas, de toda tipología y tamaño, a replantearse su política laboral en cuanto a la presencialidad en los lugares de trabajo. El teletrabajo ha resultado ser una medida eficaz de reducir el número de contagios y, además, para evitar que la actividad laboral se paralice. Sin embargo, en España parece que el teletrabajo no ha conseguido asentarse del todo. Al menos, eso es lo que indican los datos (el estudio es de 20202 pero puede servir como referencia): durante el tercer trimestre de aquel año sólo el 8% de trabajadores teletrabajaron más de la mitad de los días.
Datos que hablan del éxito del teletrabajo
Desde que comenzara la pandemia, en marzo de 2020, muchas han sido las empresas que han puesto en marcha planes sanitarios y protocolos de seguridad para sus trabajadores. Esto incluye el fomento del teletrabajo pero, también, la creación de equipos burbuja de trabajadores y la incentivación, entre los mismos, de la vacunación temprana, entre otras medidas. Sobre la amplia aplicación del teletrabajo habla un estudio de 2020 que revela cuales fueron los niveles de aplicación de esta medida en distintos países del mundo:
En Reino Unido, Australia y Francia, el 47 % de los empleados teletrabajaron durante los confinamientos en 2020. En Japón, que no llegó a instituir un confinamiento para todo el país, el porcentaje de empleados que teletrabajaron aumentó del 10 % al 28 % entre los meses de diciembre de 2019 y mayo de 2020.
Las industrias altamente digitalizadas –principalmente, empresas de comunicación, además de compañías prestadoras de servicios profesionales, científicos, técnicos y financieros- consiguieron las tasas más altas de teletrabajo durante la pandemia: más del 50% de los empleados, de media.
El recurso al teletrabajo, durante la primera fase de la pandemia, tuvo un uso más extendido entre los trabajadores de las grandes empresas que entre las pymes. Esto podría deberse a una menor preparación digital previa entre las pequeñas y medianas empresas. También, a su especialización en actividades menos apropiadas para la adopción de un trabajo remoto.
Los trabajadores con un mayor nivel de cualificación han tenido un mayor y mejor acceso al teletrabajo durante la pandemia. En EEUU, por ejemplo, los niveles de acceso al teletrabajo entre universitarios fue quince veces más elevado que entre los empleados menos calificados.
En casi todos los países de los que se disponen de datos, los porcentajes de teletrabajo durante la pandemia han sido mucho más altos entre las mujeres –seguramente influenciadas por elementos como la maternidad- que entre los hombres. La diferencia es menor en los casos de Dinamarca, Suecia y el Reino Unido.
La productividad percibida en el hogar aparece fuertemente asociada con el deseo de trabajar en casa. Sin embargo, si bien la mayoría de las empresas y las personas ahora esperan un mayor uso del teletrabajo que antes de la pandemia, es probable que relativamente pocos empleados trabajen a distancia a tiempo completo en el futuro.
Herramientas para que los virus no entren en el ordenador del teletrabajador
En este contexto de máxima extensión del teletrabajo las empresas tienen la necesidad de preparar sus infraestructuras digitales. Necesitan asegurar dos elementos básicos. Por una parte, una máxima velocidad de transmisión de datos. Por otra, asegurar el mayor nivel de seguridad posible para sus transmisiones, a fin de evitar posibles ciberataques. José María González, CEO y fundador de JMG Virtual Consulting, señala algunas medidas a tomar y herramientas a implementar, por las empresas, a la hora de desarrollar sus estrategias de teletrabajo:
- Planificación anticipada de la capacidad de interconexión
- Al menos un 40% debería quedar libre para posibles aumentos del tráfico de datos.
Automatización y virtualización
Esto implica que parte del ecosistema de interconexión puede mantenerse y supervisarse en remoto. Además, gracias a la interfaz de cliente abierta que tiene cada empresa (API), los clientes pueden ajustar de forma independiente el ancho de banda que necesitan.
VDI y Escritorios virtuales
Una infraestructura de escritorios virtuales (VDI) es perfecta para el teletrabajo, ya que mantiene seguros a los trabajadores frente a posibles contagios de COVID-19. Además, les permite seguir trabajando con normalidad (dentro de la excepcionalidad de la situación, claro). Soluciones de escritorio como servicio (Desktop as a Service, DaaS) y, también, aplicaciones enfocadas cada vez más a los dispositivos móviles son una alternativa viable para mantener la actividad laboral de las empresas.
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