La oficina prepandemia no ha muerto, en contra del futuro que muchos le vaticinaron. «Son exageradas estas afirmaciones, la mayoría de las empresas mantendrán sus oficinas, aunque les darán un uso más flexible«, afirma Eva Rimbau, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Según una encuesta a 4.000 trabajadores, el 69% de los trabajadores remotos se sentirían cómodos al regresar a la oficina, aunque un 80% de los empleados afirma que disfruta trabajando en remoto. «Entramos en la era de la flexibilidad, no hay duda, y las empresas tendrán que adaptarse si quieren contar con los mejores», advierte Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. De hecho, un 76% afirma que si tuviera que buscar un empleo buscaría uno con opción de trabajo en remoto. «A las compañías que no se adapten les será difícil atraer talento por no tener una política de conciliación flexible o a medida del trabajador. La gente no querrá trabajar en según qué condiciones«, añade Jaria.
La opción mayoritaria, 2 o 3 días de teletrabajo
Entre el trabajo en remoto diario y la presencialidad a tiempo completo en la oficina, existen los modelos híbridos. «Este es y será el modelo más frecuente en los puestos que permitan el teletrabajo», considera Rimbau. Muchos estudios pospandemia afirman que los trabajadores quieren seguir haciendo teletrabajo, manteniendo como mínimo un día de remoto, y en un alto porcentaje prefieren 3-4 días de remoto a la semana. El modelo mixto −según Jaria− es el que tiene más posibilidades de quedarse, los encuentros presenciales van a ser necesarios, pero el trabajo efectivo se hará en remoto. Propuestas como la semana «tres más dos», tres días en la oficina y dos de teletrabajo, son algunas de las opciones, aunque, según los expertos, dependerá de los propios empleados. Un reciente estudio, Un lugar de trabajo sostenible, afirma que solo un 12% de los empleados consultados desea trabajar en remoto durante toda la semana y solo un 4% quiere trabajar presencialmente cada día en la oficina. La opción mayoritaria es la hibridación y la flexibilidad. Teletrabajar dos días (32 %) o tres días (36 %) a la semana es la más popular, y en condiciones idóneas mejora el rendimiento un 19% y la calidad del trabajo un 10%, el mismo porcentaje en que sube el orgullo de pertenencia, señala el estudio. «No hay fórmulas para defender ir a la oficina unos días u otros, la respuesta la tendrán los empleados y las actividades a realizar; seguir pidiendo presencialidad en las empresas puede dar problemas, lo importante es encontrar la mejor forma de organizar el trabajo en la empresa«, advierte Rimbau.
La oficina tradicional evoluciona
Para Jaria, la oficina tradicional coexistirá con otros modelos de organización del trabajo, coliving, workations, modelos híbridos, semana 2-3, presenciales semanales, trimestrales… «Las empresas early adopters están investigando si la productividad y la fidelidad de los equipos aumenta en remoto, y parece que es así», afirma Jaria. De hecho, según la encuesta de Morning Consult, el 70% de los trabajadores afirma que es más productivo trabajando desde casa.
La oficina no morirá, pero sí que mutará. «Habrá empresas con sede propia, totalmente transformada y adaptada a la nueva presencialidad flexible. También habrá empresas con sedes compartidas. Los encuentros de la plantilla se centrarán más en el networking, la inspiración, la convivencia, la formación corporativa o los encuentros puntuales con clientes», apunta Jaria.
Durante la COVID-19, el teletrabajo ha sido una solución de emergencia y el contexto pandémico no ha acompañado: un futuro incierto, los niños en casa y la economía tocada. Según Gallup, durante los peores meses de pandemia los teletrabajadores trabajaron más horas y más fines de semana que antes y sufrieron con mayor porcentaje sentimientos de soledad, depresión y ansiedad que trabajando presencialmente. «Se mezclan los efectos de la pandemia con los efectos del teletrabajo, un trabajo en remoto que fue poco planificado y con pocas herramientas», afirma Rimbau, que añade que «tanto los estudios prepandemia como pospandemia confirman que la gente quiere seguir con el teletrabajo, aunque suponga más intensidad, más presión y dificulte el apoyo social de los compañeros».
Precisamente, para evitar estos efectos, el profesor Jaria ofrece siete consejos:
- Disponer y conocer las herramientas de trabajo −dar mucho apoyo en este punto− ayudará a ganar confianza.
- Preparar la mentalidad, para conectar con el teletrabajo. «Aprender a ser tu propio jefe es importante para conseguir cerrar la jornada sin sentimiento de culpa», explica Jaria.
- Apoyo en el diseño del nuevo entorno de trabajo en casa.
- Aplicar los principios de la ergonomía, para apalancar el rendimiento y cuidar la salud en el trabajo.
- Aprender hábitos de gestión del tiempo y de manejo de tareas. “Tenemos que ir a la “hiperproductividad” que conecta con hacer las cosas importantes, no se trata de acumular horas sino resultados”, apunta Jaria.
- Apoyo emocional que potencie la socialización y vinculación con los valores de la organización. El teletrabajo no significa poner barreras a la comunicación.
- Saber liderar en remoto. «Hay responsables que sienten que han perdido el control. Habrá que ayudarles a entender que todo ha cambiado y que ellos tienen que aprender sobre el nuevo modelo diseñando puestos de trabajo orientados a resultados», explica. «Y, sobre todo, preguntar a las personas cómo se sienten, para saber de qué forma puede ayudarles la empresa», concluye Jaria.
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