Como cada septiembre, esta semana cientos de españoles han vuelto al trabajo tras las vacaciones. Un regreso anómalo que permitirá a algunos reincorporarse tras meses de parón y a otros recuperar su puesto físico en la oficina. Pero, ¿están las empresas preparadas? ¿Qué prefieren los españoles? ¿Qué consecuencias tendrá volver a la presencialidad para aquellos que llevan meses teletrabajando? El último análisis del comparador Acierto.com resuelve estas y otras cuestiones.
Así y en plena negociación de la futura Ley de Trabajo a Distancia, la entidad compara el antes y después del teletrabajo así como las consecuencias para empresas y trabajadores. Y es que el confinamiento obligó al 80% de las compañías a adaptarse a esta modalidad laboral. El cambio ha sido más que significativo, pues antes de la pandemia España se encontraba a la cola de Europa en teletrabajo (ocupábamos el noveno puesto de la UE y apenas representaba el 4,8%). La duda, sin embargo, radica en cuántas seguirán manteniéndolo y por cuánto tiempo.
Pero, ¿qué quieren los trabajadores?
Según los datos analizados, a medida que ha ido avanzando la pandemia las preferencias de los trabajadores han ido cambiando. Al inicio de la crisis (en abril) hasta el 80% de los trabajadores afirmaba estar satisfecho con el teletrabajo, y hasta el 90% que le gustaría seguir trabajando en remoto cuando terminase el confinamiento.
El porcentaje actualmente ha descendido hasta el 56%. No obstante aquí se aprecian grandes diferencias entre aquellos que han tenido que compaginar sus cargas familiares con aquellos que no lo han hecho. La incapacidad para desconectar, la falsa sensación de seguridad provocada por la desescalada y otros problemas también han tenido mucho que ver.
Lo que sí dejan claros los datos es que la productividad no se ha visto reducida, sino todo lo contrario. De hecho, hasta 7 de cada 10 trabajadores asegura rendir igual o más en casa que en la oficina. Asimismo, las horas extra se han disparado entre los trabajadores “de base” –un 60%–, mientras que se han reducido entre directores y gerentes –un 16%–.
Miedo a volver al trabajo
En cualquier caso: seguimos prefiriendo el teletrabajo. Entre las razones encontramos el ahorro en desplazamientos, la mejora de la conciliación familiar, el aumento de la flexibilidad… El 40% de los empleados aseguran sentirse más autónomos y empoderados con esta modalidad. Y su compromiso con su compañía también aumenta.
No obstante, también hallamos otro motivo para querer quedarnos en casa: el miedo. Un miedo relacionado con la incapacidad de cumplir con las principales pautas para evitar el contagio no solo en la oficina, sino en el transporte público, sobre todo en hora punta y en grandes núcleos urbanos como Madrid y Barcelona, donde la aglomeración de persona impide el distanciamiento social. Tal es así que hasta el 20% de quienes usaban el transporte público antes de la pandemia para desplazarse, ahora se decantarán por el vehículo privado, principalmente la bicicleta –cuyo uso se ha multiplicado por siete– o el coche.
En determinados casos podríamos estar incluso de ergofobia (aunque habría que diferenciar entre el miedo al contagio y el miedo a regresar al trabajo). En concreto, hasta el 70% de los españoles aseguran no sentirse seguros con la nueva situación hasta que no se disponga de una vacuna. Y más del 45% experimentará depresión postvacacional.
A esto hay que añadirle otro factor coyuntural más: el temor a perder el trabajo en tiempos de pandemia, sobre todo ante la situación económica que se avecina y con el paro en máximos históricos. Esto ha provocado por desgracia, que algunos empleados hayan acudido a sus puestos con síntomas, con las consecuencias que eso acarrea. Sobre todo personas en un nivel socioeconómico bajo.
2 de cada 5 empresas seguirán apostando por el teletrabajo
Ante tal contexto no son pocas la voces que apuestan que el teletrabajo empiece a formar parte de nuestra vida cotidiana y que deje de ser una cuestión relacionada con la pandemia. Según el análisis de Acierto.com, hasta 2 de cada 5 compañías lo harán. El quid de la cuestión será saber cómo y si están preparadas.
Algo que por supuesto requerirá de una adecuada regulación –lo que se está negociando–. Una de las partes más importantes del anteproyecto de ley es precisamente que el trabajo a distancia será voluntario para la persona trabajadora y que requerirá un acuerdo que, en cualquier caso, será reversible.
La digitalización, la necesaria innovación, una adecuada gestión financiera y formación también serán fundamentales. De hecho cabe comentar que durante la pandemia y con el incremento de las incidencias online, la contratación de seguros contra ciberriesgos creció exponencialmente (30%). Esto llama la atención si tenemos en cuenta lo incipiente de este mercado.
Esta clase de productos suelen hacerse cargo de los daños por ataques, hackeos y virus, del secuestro de datos, y de los gastos de la recuperación de los datos dañados. Así como de la pérdida de ingresos por la avería de hardware, las reclamaciones de terceros por la pérdida de datos, etcétera.
En este punto no podemos olvidar que hasta el 60% de las pymes que sufren un ataque desaparecen y que solo el 30% cuenta con protocolos básicos de seguridad. Solo el año pasado, asimismo, el coste de los hackeos en nuestro país tuvo un impacto de más de 40 millones de euros.
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