La constante volatilidad y la rápida evolución de los mercados hace que las empresas se enfrenten a un desafío sin precedentes: la necesidad de adaptarse continuamente para mantener su competitividad y relevancia. Los paradigmas empresariales tradicionales que históricamente han sido sinónimo de éxito, marcados por estructuras más rígidas y jerárquicas, han dado paso a una nueva era en la que la adaptabilidad y la capacidad de respuesta veloz son imperativas.
En este contexto, surge el concepto de Business Agility, un paso más allá del movimiento Ágil, que se ha convertido en un pilar fundamental para aquellas empresas que aspiran a sobrevivir y prosperar en un entorno empresarial cada vez más competitivo y exigente.
Las compañías, conocedoras de esta situación, reconocen la necesidad de adoptar metodologías ágiles. De hecho, según el informe The Business Agility Report, el 70% de las empresas a nivel mundial necesitarán comenzar a utilizar técnicas y enfoques ágiles para poder mantener su competitividad en el futuro próximo. Esta cifra, camina a la par de otro dato esencial para entender la situación actual de las compañías: según un estudio de PwC el 40% de los CEO son conscientes de que sus empresas podrían volverse inviables en la próxima década si no implementan cambios significativos en su forma de trabajar.
¿Qué es Business Agility?
La agilidad empresarial es capacidad de una organización para detectar, comprender y reaccionar rápidamente a los cambios para entregar valor a sus clientes de forma continua y sostenible.
«El movimiento ágil comenzó a principios de siglo en el mundo del desarrollo de software cambiando la forma en que nos enfrentábamos a la incertidumbre gracias a la colaboración, la entrega incremental y la mejora continua, pero este movimiento ha evolucionado hasta impactar en toda la organización. La agilidad empresarial puede ayudar a cualquier empresa a mejorar su capacidad de ajustar competencias, mentalidades, estructuras organizacionales y formas de trabajar para responder rápidamente a cambios en el mercado, tecnologías emergentes o nuevos escenarios económicos», destaca Miquel Rodríguez, Director de Innovación y Transformación Digital en BTS.
Desde la consultora especializada en la transformación de las organizaciones a través de las personas destacan que la importancia de esta agilidad empresarial radica en la capacidad que otorga para enfrentar los desafíos contemporáneos más acuciantes definidos a la perfección por los conceptos anglosajones de VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) y BANI (fragilidad, ansiedad, no linealidad e incomprensibilidad).
Las compañías deben apoyarse en un papel más activo de sus clientes en la estrategia
La agilidad empresarial, prioritaria para las compañías en estos días, se erige como un catalizador fundamental en la transformación de las empresas, impactando en todos los aspectos de su funcionamiento. «Desde la cultura organizativa hasta la estrategia empresarial, pasando por la gestión de personas y la tecnología utilizada, este enfoque revoluciona la forma en que las empresas operan y se adaptan a un entorno empresarial en constante cambio», explica Miquel Rodríguez.
Esta metamorfosis empresarial se manifiesta en nueve dimensiones clave: gobernanza, estrategia, liderazgo, clientes, cultura, personas, procesos, tecnología y diseño organizacional. Cada una de estas dimensiones experimenta una reconfiguración profunda para fomentar la adaptabilidad y la capacidad de responder rápidamente a nuevas demandas del mercado.
Llama la atención que este cambio pivota en un actor al que culturalmente no se le daba importancia en esta fase estratégica como son sus clientes. «El papel activo y participativo de los clientes en el proceso de transformación es fundamental para asegurar que las empresas satisfagan rápidamente necesidades cambiantes y se mantengan relevantes en un mercado dinámico y competitivo. La escucha activa, la retroalimentación constante y la colaboración estrecha con los clientes se convierten en elementos esenciales para el éxito a largo plazo de las empresas que adoptan este enfoque», concluye Miquel Rodríguez.
Actualmente las empresas deben saber adaptarse rápidamente a los entornos en los que se mueven. Si ser una organización adaptativa es el destino, la agilidad empresarial es el camino que se debe recorrer hasta para alcanzarlo.