La música desempeña una función clave en todos los lugares en los que está presente: desde comunicar hasta ser un componente estético, esta herramienta es crucial a la hora de entretener e informar a los espectadores. Además de poder ser disfrutada por sí sola, tiene también un papel imprescindible cuando se trata de servir como acompañante de un recurso visual. Así se ha reconocido siempre en el cine y cada vez más, en los videojuegos. Si bien la música en los videojuegos llegó más tarde que en el cine (el primer videojuego que iba acompañado de música llegó en 1978 y era Space Invaders), la realidad es que a día de hoy es una pieza crucial de esta fuente de entretenimiento y a cuyos autores y autoras cada vez se reconoce más.
A día de hoy, se calcula que 9 de cada 10 personas disfrutan de la música y buscan sus composiciones favoritas para escuchar, entre las que se pueden encontrar bandas sonoras de videojuegos. En este sentido, Spotify destacó el pasado año algunas de las bandas sonoras de videojuegos más escuchadas, entre las que se encuentran algunas como el Undertale con más de 900 millones de reproducciones o bien la del Minecraft con más de 700 millones.
La evolución de la música en los videojuegos a lo largo de estos años es innegable: desde orquestas completas para bandas sonoras hasta música de carácter funcional con el objetivo de dar pistas auditivas a los jugadores: la música se ha convertido en una pieza crucial dentro de los videojuegos. Si bien ya habíamos visto antes el recurso de la música como acompañante a unas imágenes, la realidad es que la música que se emplea para el cine y las series puede llegar a ser muy distinta de la que se compone para los videojuegos. De hecho, “los creadores de música para videojuegos deben tener en cuenta factores como, el dinamismo del juego, las acciones de los jugadores o la posibilidad de cambiar cuando los jugadores entran en combate o exploran diferentes áreas”, aclara Leticia García, Project Manager de las escuelas Treintaycinco mm y Tokio School.
Trabajar para un videojuego: una profesión con proyección de futuro
Ser compositor de la música de un videojuego conlleva un gran número de horas y trabajo: en este sentido, cabe destacar que, el hecho de que los videojuegos tengan un tiempo de reproducción que dura más que las escenas de una película, hace que estos compositores tengan que elaborar piezas de horas de duración para que las canciones no se hagan repetitivas. Sin embargo, tanto para los compositores como para cualquier otro tipo de artista o especialista en desarrollo de videojuegos, esta profesión puede ser muy beneficiosa. Leticia García asegura que, “según varios informes, un compositor de videojuegos puede ganar desde unos pocos miles de dólares por un proyecto pequeño hasta cientos de miles de dólares por proyectos de alto perfil, por lo que las perspectivas de la industria de la música para videojuegos son en general muy positivas”.
Esto se debe en parte a una industria creciente: los videojuegos no han parado de experimentar crecimientos significativos durante los últimos años, “y se espera que esta tendencia continúe”, aclara Leticia. Esto llevará a una demanda todavía mayor de perfiles de músicos creativos y versátiles que sean capaces de crear piezas muy distintas para los videojuegos y sus características, “que cada vez se vuelven más complejas y narrativas”, según aclara la responsable editorial de Treintaycinco mm y Tokio School. A estas nuevas tendencias, también cabe sumar la tecnología, cuya evolución influirá directamente en la forma de hacer música. En este sentido, a día de hoy ya se pueden crear ciertos recursos musicales mediante IA.
Sin embargo, el reto más grande al que se enfrentan estos artistas es el campo competitivo: para ser un buen músico de videojuegos es imprescindible poseer una sensibilidad creativa y saber entender las funciones y propósitos de los videojuegos y cómo la música se debe adaptar a estos. Sin embargo, una buena formación que permita comprender estas necesidades y características de los videojuegos acompañadas de conocimientos musicales y una dosis de creatividad, puede llevar a un músico de videojuegos a ser reconocido mundialmente por su obra.