El sector financiero puede desempeñar un papel fundamental en la promoción de la sostenibilidad medioambiental. La digitalización de la banca se ha revelado como una herramienta efectiva para impulsar a los usuarios a tomar decisiones más sostenibles y facilitar la apuesta por un comportamiento más responsable con el medio ambiente.
Las principales entidades de España ya incorporaron funcionalidades específicas para medir el consumo de CO2 por parte de sus usuarios y, además, ofrecen soluciones para compensar la huella de carbono a través de distintos métodos. Los programas de fidelidad «verde», por ejemplo, permiten a una entidad premiar las buenas decisiones de consumo de sus clientes, así como su evolución en cuanto al comportamiento para reducir el impacto medioambiental. De esta manera, se ofrece la posibilidad de tomar decisiones financieras más informadas y conscientes del impacto ambiental que conllevan.
Además, a través de la implementación de herramientas de inteligencia artificial, las instituciones financieras pueden comprender el comportamiento de sus clientes y ofrecer recomendaciones personalizadas que sigan promoviendo la sostenibilidad. Es el caso de préstamos con fines sostenibles o inversiones en fondos o bonos verdes.
En esta línea, los bancos también pueden hacer uso de tecnologías educativas en sus canales, facilitando información a los usuarios. Como por ejemplo tutoriales donde la entidad explique su oferta de valor relacionada a su política de sostenibilidad o información sobre ahorro responsable o prácticas sostenibles.
«La digitalización en el sector financiero no solo implica la adopción de tecnologías avanzadas, sino también cambios en la mentalidad y la forma de hacer negocios. Al proporcionar a los clientes herramientas y conocimientos, los bancos pueden facilitar la adopción de decisiones financieras más responsables con el medio ambiente y promover la transformación hacia una economía sostenible», ha explicado Gabriela Giannattasio, vicepresidenta de EMEA de Veritran.
Además, a través de la digitalización de servicios bancarios, se reduce el consumo de papel y se fomenta la eficiencia en la gestión de recursos, mientras se brinda acceso a servicios financieros a otras comunidades más alejadas. Como, por ejemplo, el onboarding digital, proceso por el que se da de alta un nuevo cliente de manera 100% digital, implicando una reducción significativa de residuos al no requerir el uso de papel y colaborando con la disminución de la huella de carbono porque no requiere ningún tipo de traslado físico para el registro.