La situación económica global es compleja y, particularmente, el sector tecnológico ha protagonizado una serie de despidos ampliamente cubiertos en prensa. Muchas organizaciones han reestructurado su plantilla, como ha sido el caso de Google, Meta, Amazon y Microsoft. Según datos de la firma Layoff.fy, 241 empresas tecnológicas han despedido a 78.000 trabajadores solo en el mes de enero: aproximadamente, la mitad que en todo 2022, cuando 1.040 firmas tecnológicas prescindieron de 159.684 profesionales.
David Alonso, Country Manager en España de Sastrify, la plataforma líder de gestión de licencias de SaaS y cloud, considera que “tras una adquisición acelerada de tecnología en los últimos años, las empresas están racionalizando sus inversiones en software para ahorrar en un contexto adverso. Durante la pandemia, se aceleró la inversión en tecnología y, ahora, con la distancia y empujadas por la necesidad, muchas están cuestionando, por ejemplo, si toda la plantilla necesita las mismas licencias. ¿Necesitan todos mis empleados el mismo uso de herramientas de videoconferencia, o solo el departamento de ventas? ¿Tiene sentido que todos accedan al CRM, o solo marketing? Son el tipo de preguntas que las empresas se están haciendo ahora, para poder renegociar sus contratos de software”.
“Optimizar la inversión en software, en muchos casos, sobre todo, en empresas nativas digitales, es un gasto incluso mayor que las nóminas, puede ayudar a evitar o mitigar ajustes de personal. Teniendo en cuenta que, en los casos medios, el ahorro puede rondar hasta un 25% de la inversión. Esto, por ejemplo, para una empresa que invierta 10 millones de euros anualmente en software – una cifra muy común –, podría ayudar a evitar el despido de 80 programadores, teniendo en cuenta el salario medio en España”.
Sin embargo, Alonso subraya que racionalizar el gasto no es tan sencillo:
“Hay cierta opacidad en el sector y muchas empresas incurren en gastos ocultos, renovaciones automáticas, aumento del precio por prestaciones que realmente no necesitan y otras prácticas de las que no son conscientes, que encarecen sus inversiones. Negociar no es sencillo, pero las empresas se centrarán mucho más en 2023 en realizar inversiones verdaderamente inteligentes. La digitalización por sí misma ya no aporta un valor diferencial. Ahora es el momento idóneo de racionalizar estas inversiones para poder obtener el mejor retorno en el medio y largo plazo”.