A pesar de que en el ecosistema pyme se asume la transformación digital como una necesidad -en muchos casos urgente- lo cierto es que, a la hora de poner en marcha los proyectos de digitalización se siguen encontrando de manera reiterativa con el obstáculo de la resistencia interna al cambio.
La flexibilidad y la capacidad de adaptación que han caracterizado desde siempre a este tipo de organizaciones son cualidades que no han sido suficientes para vencer la resistencia que manifiestan, particularmente en algunos sectores, como el de la construcción, la logística o el transporte, a impulsar su transformación digital.
Hay otros sectores mucho más avanzados como hostelería y turismo, banca y finanzas, seguros o comunicación y telco, que destacan en cuanto a la implementación de un cambio de cultura asociado a una mejora de los procesos, vinculada también a la tecnología y a un aumento de la eficiencia y la rentabilidad. Pero, aún en este tipo de organizaciones, en las que la digitalización se empieza a ver como parte de un proceso de evolución natural, muchos proyectos encuentran la dificultad de permear cuando llegan al usuario final.
Marta Romero, directora de Recursos Humanos de Datisa dice que “seducir al usuario final, a la persona que tendrá que dejar de hacer las cosas como venía haciéndolas para empezar a hacerlas de otro modo, es casi lo más difícil de todo. Si internamente se boicotean los proyectos es muy difícil que cualquier idea, por excelente o innovadora que sea, pueda llevarse a la práctica con éxito.”
Por eso, el fabricante español de ERP para pymes propone algunas recomendaciones para hacer que, los proyectos de transformación digital en este tipo de organizaciones, no solo no se paralicen por la obstrucción de personas reticentes a los cambios, sino que, más bien al contrario, las transiciones se impulsen -incluso se generen- desde dentro:
- Facilitar la formación. El aprendizaje es una de las funciones clave dentro de cualquier organización, más aún, cuando hablamos de pymes en las que, la multifunción y la distribución de recursos son estratégicos para garantizar la fluidez y la versatilidad de la que hacen gala este tipo de organizaciones. Cuando se pretende poner en marcha un nuevo modelo o un sistema diferente para optimizar un determinado proceso o tarea o, simplemente, cuando se piensa en implementar una tecnología -por ejemplo, un ERP para automatizar la función de compras, la relación con los proveedores, la contabilidad, el almacén, …- es importante que todo el mundo sepa cómo se utilizará ese nuevo aplicativo. Y, más importante aún es universalizar el acceso a cualquier tipo de formación necesaria para obtener el máximo rendimiento de los cambios, ya sean estos, operativos, funcionales, tecnológicos o estructurales.
- Poner sobre aviso a todos los implicados. También al resto de la organización porque, aunque la transformación impacte directamente sobre individuos, procesos, o áreas concretas, la digitalización y, casi cualquier cambio que se produzca en el seno de una pyme, repercutirá de manera transversal en toda la compañía. Por eso, es importante, enviar alertas -a modo de aviso- sobre los cambios que se avecinan en el futuro. Es una manera de hacer que las personas se vayan mentalizando para que nada les pille por sorpresa.
- Hablar claro y las veces que haga falta. El secretismo casi nunca aporta resultados positivos. Más bien al contrario, acaba poniendo a la gente en guardia y en una actitud de rechazo ante cualquier cambio que se intente implementar. Sin embargo, hablar claro, estar dispuesto a responder cualquier duda que pueda generar ansiedad o malestar, predispone a una aceptación mejor de los cambios. Comunicar, explicar y dedicar tiempo a aclarar, no solo los cambios o la tecnología nueva que se implementarán, sino la ventaja que ello implicará, tanto para la organización como a nivel departamental o, incluso, individual servirá para atraer adeptos y acelerar la obtención de beneficios.
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