Lo saben todo (o casi todo) de nosotros. Pero porque nosotros se lo proporcionamos. Por eso el Big data, o los datos puros y duros, son el petróleo de nuestro tiempo. Un presente y un regalo al que aún las empresas españolas no le están sacando todo el potencial que les haría crecer. Un presente con futuro para el que deben prepararse los candidatos que entran hoy en el mercado laboral y para el que deben formarse los que ya están trabajando, si quieren adaptarse a esta nueva realidad que ha venido para quedarse.
En este contexto y con este escenario, IMF Business School, con el patrocinio de Indra, ha organizado en su sede de Madrid una mesa de debate en el que participaron: Ignacio Álvaro, Head of Data Technologies & Analytics en Minsait by Indra; Elena Fraile, Business Intelligence & Market Research Manager de Cofares; Luis Carpintero, Data Portfolio Manager en Datio, BBVA; Eva García, Socia responsable de Data&Analytics de KPMG, y David Rey, CDO de Idealista. Una conversación plagada de preguntas y respuestas que estuvo moderada por Lorenzo Dávila, responsable del Departamento de Investigación de la propia escuela.
La mayoría de los participantes coincidieron en que el Big data es para todos, no sólo para las grandes corporaciones sino también para las startups, pero son las primeras las que mejor lo están aprovechando. “Las telecomunicaciones, la banca, los seguros y el sector sanitario lo están utilizando ya, sobre todo porque los consumidores tienen muchos más canales de compra. En nuestro caso, que tenemos como clientes tanto a las farmacias como al consumidor final, el Big data nos ayuda en el márketing pero también en temas de logística, por ejemplo”, aclaró Elena Fraile, de Cofares. Para Luis Carpintero, de Datio, “el dato es algo muy rico que nos sirve, entre otras cosas, para la transformación del talento”.
Desde KPMG, Eva García recalcó que se le está empezando ahora a sacar provecho, pero “todavía hay empresas que no lo están potenciando”. En numerosas ocasiones se reduce esta disciplina a la tecnología, algo que no comparte David Rey, de Idealista. Como tampoco comparte que el Big data sea para todos. “Sí lo son los datos, sin el big, y tenemos que aprovecharlo, porque nos puede servir para mejorar nuestra forma de operar. Por eso necesitamos gente que mejore el negocio basándose en los datos”.
El uso de esos datos se traduce en proyectos. Para Indra, por ejemplo, le sirven para identificar junto con la Agencia Espacial Europea (ESA) zonas de agua mediante algoritmos avanzados. Pero también para trabajar con aseguradoras y energéticas y hasta con gestores de tráfico aéreo. Por su parte, Cofares tiene seis áreas de negocio distintas a las que el Big data ayuda a integrar, así como a un equipo de personas multidisciplinar. Porque los datos necesitan personas y al revés, tanto para lanzar nuevos productos como para predecir comportamientos de las farmacias. Se trata de equipos ágiles y sin barreras entre departamentos y disciplinas, como aseguraron desde BBVA y KPMG. Lo que falta, como hicieron hincapié desde la consultora, es gente con visión de negocio. “Y nociones de comunicación. Cómo hago llegar ese dato a mi cliente final y le convenzo. Necesitamos credibilidad”, apuntó David Rey, de Idealista.
Para crear equipos las entidades formativas desempeñan un papel fundamental, pues tienen que adaptarse a estas nuevas demandas de mercado. Pero no menos importante es la labor de las empresas, que “tienen la obligación de poner en práctica programas formativos”, según Luis Carpintero, de Datio. Quedarse quieto no es una opción, porque el mundo cambia por meses, señaló Eva García Sanluis de KPMG. “Los chavales de hoy tienen que ser creativos y buscarse la vida. Van a tener que cambiar diez veces en diez años”.
¿Y los miedos con el manejo de esa información? ¿Dónde está la privacidad del individuo? ¿Cómo saber si el uso de nuestros datos es seguro? En KPMG están tranquilos: “No vemos ningún problema en dar tus datos si te ofrecen un servicio adicional. La ley en Europa es bastante restrictiva en este sentido”. “Muchas veces se desconoce lo que van a hacer las empresas con los datos que tienen de nosotros. Las empresas deberán dar herramientas a los consumidores para que sean capaces de gestionar su propia información”, afirmó David Rey, de Idealista. Al final, como comentaron todos, no deja de ser un acto de fe.
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