«Creo que el mayor reto que afrontamos es la coordinación eficaz entre nuestro modelo de negocio y la normativa», afirmó Juan Galiardo, director general de Uber España, en la reciente sesión de formación continua para antiguos alumnos «Business Models in the Sharing Economy», celebrada en el campus de Barcelona. Galiardo aseguró que la política de confrontación es cosa del pasado, y que ahora Uber se compromete a trabajar con los reguladores locales.
Las plataformas colaborativas se han propagado por toda Europa, pero también la preocupación por el cumplimiento de los marcos normativos y las obligaciones fiscales, por el respeto de los derechos laborales y por la garantía de una competencia justa. Algunas de esas preocupaciones han forzado a las empresas que han florecido en los EE.UU. a ajustar sus políticas a la realidad europea.
En el caso de Uber, volvió a Barcelona a mediados de marzo con un servicio, UberX, que únicamente emplea a conductores que dispongan de una licencia especial para el transporte de viajeros. Antes ya había lanzado su servicio UberPop, con el que cualquier conductor puede compartir sus trayectos con otros pasajeros.
Otro abanderado de la economía compartida, Airbnb, también se ha visto envuelto en el debate sobre los apartamentos turísticos: ¿son los responsables de que aumenten los alquileres, se expulse a los inquilinos de toda la vida y se arruine a los barrios?
«Nos estamos centrando en garantizar unos acuerdos (con los reguladores locales) que reconozcan a esta manera distinta de viajar», comenta Carlos Lascorz, director de desarrollo de mercados para España y Portugal de Airbnb. Lascorz destaca que para Airbnb es más habitual topar con legislaciones que no contemplen normativas para el empleo compartido de viviendas que con leyes que directamente lo prohíban.
Ante la amenaza de fuertes sanciones, el año pasado Airbnb llegó a un acuerdo con las autoridades de Barcelona para eliminar de su página a quien no dispusiera de los permisos pertinentes. Y en el casco antiguo de Barcelona, ha adoptado una política de «un anfitrión, una casa» para disuadir a las empresas de comprar y anunciar múltiples propiedades.
La tecnología al servicio de los consumidores
A pesar de su accidentada experiencia en Barcelona, ambas compañías afirman que su objetivo es poner la tecnología al servicio de los consumidores con diferentes opciones de viaje y transporte, y no se ven como enemigos de las empresas tradicionales de estos sectores.
«En realidad no consideramos al taxi como nuestro competidor, más bien al contrario», sentencia Galiardo al tiempo que recalca que el taxi tradicional puede utilizar la tecnología de Uber. Considera que, en su intento por replantear los patrones de transporte en las ciudades, sus principales rivales son los conductores privados. «Al imaginar a la competencia pensamos en el paradigma del coche privado.»
Según Lascorz, «creemos que cubrimos una necesidad no resuelta». Asegura que el aumento de los alquileres en los barrios se debe a múltiples factores – entre ellos los inversores internaciones y los pisos vacíos – de modo que es injusto cargar toda la culpa sobre empresas como Airbnb. «No es justo decir que nosotros somos los causantes del problema. Creo que es necesario un análisis mucho más profundo».
Innovación constante con nuevos servicios
Ambas empresas quieren seguir expandiendo su oferta de servicios en Barcelona y otros lugares.
Airbnb intenta atraer a quienes viajan por negocios, ya que su base de clientes actual se centra en los viajes personales. También pretende erigirse en una plataforma de viajes total, que ofrezca no solo alojamiento, sino también otros servicios, como recogida en el aeropuerto, entrega de comida en los apartamentos y experiencias que no se limiten a rutas en autobuses turísticos o visitas guiadas a museos.
De hecho, entre sus ofertas de alojamiento, Airbnb presenta nuevas categorías y opciones de búsqueda más refinadas, como Airbnb Plus, que cuenta con establecimientos de gama alta. Según Lascorz, también empieza a asociarse poco a poco con hoteles boutique que coinciden con su filosofía de viajes.
En el caso de Uber, la innovación consiste en prestar más atención a los consumidores. Por ejemplo, como mucha gente se dirige a los mismos lugares, un servicio nuevo anima a los usuarios a realizar un breve desplazamiento a pie hasta una calle principal para subir a un coche compartido que ya esté circulando. Otra innovación consiste en cubrir no solo el transporte de personas, sino también la entrega de comida.
«Necesitamos innovar continuamente», recalca Galiardo, «ya que estamos en un mercado muy competitivo».
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