En un entorno de expansión de nuevos medios de pago con dispositivos móviles e internet y de aumento vertiginoso del comercio digital, las empresas tecnológicas emergentes o «startups» tienen en el sector de la banca un nicho de oportunidades que supera a la de cualquier otro, según el presidente de la Asociación Española de Tecnología Financiera (Fintech).
«Sencillamente es así porque las magnitudes que se manejan son gigantescas», ha explicado Philippe Gelis, presidente de esta asociación recientemente creada para promover en España la Fintech, es decir, ese fenómeno creciente de implantación de nuevos modelos de negocio en el sector financiero mediante empresas tecnológicas emergentes.
En una entrevista con Efe, Gelis pronostica que este tipo de servicios puede representar un 20 % del mercado financiero en unos diez o veinte años.
«España tiene retraso en regulación y promoción de la Fintech, en comparación con países como el Reino Unido. Eso es un riesgo porque si el ecosistema Fintech español no despega serán las ‘startups’ británicas las que vendrán a comerse el mercado local.»
El presidente de la Asociación Española Fintech participará esta semana en la jornada «Innomoney» organizada por Adigital, en Madrid, junto con dirigentes de la banca, inversores y otros empresarios de relevancia internacional, para debatir los desafíos y retos de la implantación de la tecnología y la innovación en las finanzas.
Gelis es además cofundador y consejero delegado de la plataforma Kantox, una de las «startups» Fintech españolas más prometedoras, con 1.500 clientes y una previsión de 2.000 millones de dólares intercambiados en 2015, cuyo negocio se centra en la gestión de divisas para empresas con comisiones menores a las convencionales.
Los «escándalos» bancarios (Libor, Mercado de divisas, Hipotecas en divisas, Preferentes) y «las prácticas abusivas» (comisiones opacas y excesivas) han creado «un verdadero fenómeno de odio» hacia la banca, ha dicho.
Además, tras la crisis de 2008 los reguladores han entendido la necesidad de crear una normativa que favorezca el auge de las Fintech como contrapoder sano a la banca.
Con la expansión de «startups» Fintech, Gelis vaticina que, en unos años el panorama financiero será «completamente distinto»: la relación con el cliente será «on line», el 90 % de las entidades habrá desaparecido y «la transparencia será el nuevo paradigma».
Algunos bancos sabrán adaptarse a este nuevo marco, «pero los que no, morirán», vaticina el experto.
El sector financiero será una industria basada en la «co-petición» entre banca y Fintech, es decir habrá competencia en algunas cosas y cooperación en otras.
Las grandes tecnológicas tendrán también «un rol clave», tratarán de adueñarse de la relación cliente («on line») y de tener a los bancos tradicionales como simples proveedores de servicios, un poco como una marca blanca.
«A día de hoy, la banca no está preparada para ese gran cambio», opina Gelis.
La banca tradicional recurre sólo a lo que él llama «cosmética», con ligeras iniciativas para adaptarse al nuevo entorno, «pero nada realmente transformador».
Por ejemplo, crean incubadoras Fintech, fondos de inversión , «hackathones» (maratones innovadores), incorporan responsables de innovación….
El sector financiero «está muy preocupado, busca apoyo». En Kantox, por ejemplo, «asesoramos a algunas grandes instituciones financieras extranjeras en su estrategia Fintech».
Gelis ha recordado que hoy la Fintech se centra mucho en préstamos, pagos, divisas e inversión pero hay muchos otros nichos para innovar; de hecho, «el segmento seguros será el próximo en crecer», pronostica el experto.
Recomienda a quien quiera emprender, «no tener miedo a atacar a los grandes oligopolios regulados»…, basta mirar lo que pasó con las Telco: era también un oligopolio (casi monopolio) regulado y ha habido mucha innovación con empresas como Skype, Jazztel».
Ha explicado que las Fintech usan la tecnología para ofrecer «productos justos y transparentes» y «una experiencia de usuario mucho mejor» que las plataformas bancarias cuando existen.
Además, con ellas, «los procesos de contratación son más simples, más fluidos, se aporta valor más allá del producto que se distribuye».
Está claro que es «un sector regulado y complicado», pero eso hace que haya menos competencia y más barreras de entrada, cosa que a largo plazo es una gran ventaja.
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