En Thinking With You nos mueve el propósito de humanizar organizaciones y es cierto que, a veces, esto puede sonar arrogante, quizá un mensaje vacío o simplemente un eslogan marketiniano. Nosotros lo vivimos en nuestro día a día. ¿Me acompañas y te cuento lo que es para nosotros Humanizar Organizaciones?
Es de sobra conocido el contexto en el que nos movemos desde hace años, y que nos hemos referido al mismo utilizando diferentes etiquetas, acrónimos y modelos. Ya hablemos de entornos complejos y caóticos, de contextos VUCA o BANI, hacemos referencia a la volatilidad e incertidumbre de nuestro contexto a nivel social, político y humano. En estos contextos tan cambiantes, emerge la necesidad de adaptarse y seguir creciendo. Ahí es cuando se puede poner en riesgo lo que hace de las organizaciones, organizaciones humanas.
Desde TWY acompañamos el cambio con una mirada integral con el modelo de Ken Wilber y eso nos ayuda a mirar más allá de los procesos y las herramientas, objeto de mejora de muchos de nuestros clientes cuando nos piden ayuda. Entendemos que el cambio en una organización debe hacerse a nivel individual y colectivo, así como a nivel interno (cultura) y externo (procesos y herramientas). Es decir, con una mirada sistémica. Sin tener en cuenta el sistema de creencias de las personas y la cultura de la organización, no es posible hacer un cambio sostenible en el tiempo.
En TWY la sostenibilidad es una de nuestras principales prioridades. Somos una empresa pequeña, autoorganizada y autogestionada que busca continuamente maneras de ayudar a otras organizaciones en sus procesos de transformación y no dejar descuidada nuestra esencia, lo que nos hace ser Thinking With You. No siempre es fácil.
A veces por el camino nos encontramos en sitios donde nuestros pilares y nuestros valores pueden correr peligro. No se puede crecer a toda costa. Por eso, cuando hablamos de sostenibilidad no solo hablamos a nivel económico, sino también a nivel humano. Insisto, no siempre es fácil
Siempre decimos que no ofrecemos a nuestros clientes nada que no hayamos experimentado de alguna forma con nosotros mismos y por eso, desde nuestra máxima humildad, entendemos que nuestro propósito en el acompañamiento en las transformaciones debe ser “Humanizar las organizaciones”. ¿Eso significa que nuestros clientes no son organizaciones humanas? Nada más lejos de la realidad. Voy a matizar este propósito.
Hace un par de años, cuando estalló la pandemia, se hizo viral una historia atribuída a la antropóloga Margaret Mead. Una alumna le preguntó cuál creía que era el primer signo de civilización conocido. Lo que se esperaba de la respuesta era algún tipo de herramienta como un cuenco o una piedra para afilar. Sin embargo, Mead dijo que el primer signo de civilización era la prueba de un fémur roto que se había curado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompes un fémur mueres. No puedes huir del peligro, acercarte al río a beber agua o cazar para sobrevivir. Por lo tanto, que un fémur se haya curado, indicaba que alguien se había preocupado de cuidar y ayudar a la persona herida, que la colaboración y cooperación empezaban a formar parte de la especie humana.
Cuando hablamos de adaptación al cambio y de hacerlo de manera sostenible, es fundamental que entendamos que por el camino puede haber alguna persona con alguna necesidad la cual hay que cuidar. Por ello, como comentábamos al inicio, nuestra mirada no va solo a lo visible, a las herramientas o a los procesos, sino a la cultura y mentalidad que opera en las organizaciones.
En los procesos de transformación que acompañamos vemos a menudo momentos donde la prioridad sigue siendo la rentabilidad económica y el crecimiento, pero sin mirar que por el camino podemos estar dejándonos cuestiones esenciales que, a fin de cuentas, hacen nuestra organización menos humana, menos amable. Por eso, este tipo de cambios no consideramos que sean sostenibles a largo plazo.
La fuga de talento es palpable cuando esto ocurre. Hace poco leí una reflexión de Jaime Diaz Puig diciendo que “quien se va de una organización por el dinero puede volver por la cultura, pero el que se va por la cultura jamás regresará por dinero”. Como en casi todo, no podemos generalizar y, a la vez, no puedo dejar de estar de acuerdo con esta afirmación.
Lo que hace más sostenible a una organización en un proceso de transformación es que no pierda su carácter humano, esa humanidad que se refleja en su capacidad para colaborar y cuidarse mientras transita a nuevas maneras de hacer y pensar.
En un contexto donde la tecnología suplanta a personas en sus puestos de trabajo, el miedo y la incertidumbre crecen. En España, se prevé que en 2030 al menos 5 millones de puestos de trabajo estén en riesgo por la automatización. Según un estudio de la Universidad Europea de Madrid, el 65% de los empleos que impulsarán la economía en 2030 aún no existen.
Seguimos alejándonos de aquella organización científica del trabajo de Taylor y el management 1.0 donde las personas eran meras piezas de una maquinaria que debía estar bien engrasada. El management 3.0, el 4.0 o el que venga después no debe de tener otra tendencia que la de seguir poniendo a las personas de la organización en el centro de la misma. Sin ellas no puede funcionar nada; la motivación y el impulso se esfuman.
Los nuevos puestos de trabajo además de cambiar a nivel de conocimientos, herramientas, especialidades y tareas, están girando en torno a nuevas demandas de conciliación de la vida personal y profesional, del crecimiento y el aprendizaje continuo, de un ambiente sano donde sentirse realizado y con autonomía.
El bienestar laboral y la prevención de riesgos psicosociales, por fin empiezan a tener el peso que deben dentro de las prioridades de las organizaciones. Aunque aún queda mucho por hacer, es evidente que, independientemente del ámbito laboral en el que nos movamos, cuidar de las personas será cuidar de la sostenibilidad de cada organización.
Desde TWY creemos, que las “New Ways of Working”, que fomentan la autonomía y responsabilidad de las personas, generando entornos más colaborativos, autoorganizados y con estructuras más horizontales, impactan de forma directa en el bienestar de las personas, en el engagement y en la productividad.
Cuando decimos desde Thinking que acompañamos a las organizaciones en su transformación, lo hacemos con una mirada puesta siempre en las personas, en lo humano, para que, por el camino, no dejemos a nadie abandonado con un fémur roto. Por eso, más que humanizar organizaciones, ayudamos a las organizaciones a no perder su carácter humano en el camino de la transformación.
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