Los datos de la séptima edición del Ranking Mundial de Talento elaborado por el Institute For Management Development (IMD) muestran que Europa Occidental continúa liderando el talento. Así, ocho de las diez principales economías son europeas y esto se debe a la excelente educación y la buena movilidad en el continente.
Se trata de un estudio anual en el que se evalúa a 63 economías según tres factores: Inversión y Desarrollo, Atractivo y Preparación. Éstos incluyen indicadores que miden los recursos invertidos en el desarrollo del talento local, el grado en que una economía atrae y retiene el talento y la calidad de las habilidades y competencias disponibles en banco de talentos del país.
En total, de estas 63 economías analizadas, 27 han mejorado, 25 descienden y 11 conservan su posición con respecto al año anterior, entre ellas España.
España en el Ranking
En el caso de España se mantiene, al igual que en la pasada edición, en la mitad del Ranking ocupando la posición 32 y continúa por debajo de Portugal (26º) y Francia (28º).
En el factor de Inversión y Desarrollo gana cuatro posiciones (se sitúa en el número 31) destacando entre los subfactores analizados, la efectividad de las infraestructuras sanitarias (13º) y la proporción de alumnos/profesores en la educación secundaria (20º). Sin embargo, los resultados evidencian que la formación de los empleados no se encuentra entre las prioridades de las empresas (54º) y una mejora necesaria en lo relativo a la implementación del aprendizaje (53º). Precisamente se trata de aspectos en los que las economías más competitivas en cuanto a talento, focalizan sus esfuerzos, yendo más allá del componente puramente académico.
En el factor Atractivo, nuestro país desciende una posición y se sitúa en el puesto 23 debido fundamentalmente a debilidades en lo relativo a la atracción y retención de talentos como un elemento prioritario en las empresas (57º) así como la motivación de los empleados (49º).
Indicadores que contrastan con la buena puntuación obtenida en la exposición a la contaminación por partículas (12º) así como la remuneración de los directivos y del sector servicios (puestos 19 y 20 respectivamente).
En el caso del factor Preparación, España desciende dos posiciones y suspende en habilidades lingüísticas (puesto 52), la disponibilidad de directivos senior (51º) así como su escasa experiencia a nivel internacional (46º).
La importancia del sistema educativo y la movilidad
Un rasgo que caracteriza a las economías que ocupan los primeros puestos es el esfuerzo por desarrollar el talento en todas las etapas del proceso educativo (concepto holístico) y la formación de los empleados entendida como una de las prioridades en las empresas.
Así, Suiza lidera el Ranking por cuarta vez consecutiva gracias a un excelente sistema educativo así como una alta calidad de vida y remuneración, como factores atractivos para la mano de obra extranjera. Por su parte, Dinamarca (2º) destaca por la percepción de igualdad en la sociedad (por ejemplo, en justicia) y Luxemburgo (3º)por una mejora notable en el factor Inversión y Desarrollo.
Una importancia destacable en los sistemas educativos nacionales que, según los autores del estudio, podría ir perdiendo notoriedad a medida que las empresas contraten cada vez más trabajadores procedentes de fuera de sus fronteras.
En este 2020 el impacto de la pandemia mundial se refleja en los datos de esta edición, pudiendo afectar seriamente a las economías que basan su competitividad general en la economía del talento, por la influencia de la atracción de talento del exterior. Entre ellos se encuentran Singapur (9º), Australia (13º), EE.UU (15º) y Reino Unido (23º).
Tal y como afirma el economista jefe del Centro de Competitividad Mundial del IMD, Christos Cabolis, “con la inseguridad actual de no atraer a los mejores trabajadores, los países pueden buscar otras formas de ser competitivos, concentrando sus esfuerzos en revitalizar sus economías y dejando a un lado la atracción de talento extranjero y la retención del local”, lo que puede convertirse en un factor de riesgo en un contexto postcrisis si se produce una recesión en su apertura.
Pero no solo la pandemia tiene impacto en los datos, sino que ciertos cambios políticos como el Brexit y la incertidumbre generada, han repercutido en la pérdida de competitividad del Reino Unido (23º frente al 16º en 2016), que se sitúa por detrás de Alemania (11º), Bélgica (16º) e Irlanda (18º).
Por su parte Asia Central, América del Sur y Europa del Este continúan con un bajo rendimiento debido a una “deficiente inversión en educación, que aún no se ve como un pilar del desarrollo futuro de la región”, según Arturo Bris, Director del Centro de Competitividad Mundial del IMD.
Tal y como afirman los autores del estudio, reducir la dependencia de la movilidad física será un factor clave en la recuperación económica post-COVID, así como la apertura de las economías no solo para aspectos relacionados con la atracción de talento extranjero sino también para la retención del local, teniendo en cuenta que la competitividad en el talento puede ser un componente fundamental para la recuperación económica del futuro.
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