Actualmente, las empresas necesitan contar con un equipo de líderes preparados para enfrentarse a la complejidad de un entorno que evoluciona rápidamente y en el que aquello que funcionó en el pasado, puede no servir en el futuro. Deben convertirse en agentes del cambio, sentirse dueños de las iniciativas estratégicas definidas y capilarizarlas en toda la organización.
Quienes mejor desempeñan este rol son los multiplicadores, aquellos líderes que consideran que su papel es el de ser “generadores de genios”, en lugar de pensar que son ellos mismos los genios. Estos líderes maximizan la inteligencia y la capacidad de los que están alrededor de ellos y crean una inteligencia colectiva, contagiosa en la organización, que permite que las personas se desarrollen para obtener resultados que superen las expectativas. Por el contrario, en muchas organizaciones existen líderes disminuidores.
En palabras de Ignacio Mazo, director de la unidad de liderazgo y management de BTS, “no pensemos que los líderes disminuidores son siempre el polo opuesto, ya que éstos y los líderes multiplicadores tienen muchos comportamientos comunes. Tan solo se diferencian en cómo perciben el mundo; así los líderes disminuidores consideran que sin ellos las cosas no saldrán bien, frente a los multiplicadores que consideran a las personas suficientemente capaces para hacer las cosas por sí mismas, de manera correcta”.
Mediante una simulación los líderes logran desarrollar su talento y descubrir herramientas y tácticas para convertirse en multiplicadores, que se caracterizan, principalmente, por sacar lo mejor de cada persona y fomentar su buen hacer.
Otros aspectos por los que destacan, es que son capaces de incitar al directivo a plantearse retos, buscando objetivos alcanzables, siempre con el convencimiento de que se pueden equivocar y perdiendo el miedo a tomar decisiones. Pero ante todo, saben escuchar para ayudar a seguir el camino más adecuado, valorando siempre diferentes opciones.
El “multipliers” consigue de los demás aflorar su faceta más productiva y creativa, multiplicando sus cualidades y conocimientos, por lo que se desarrollan equipos mucho más compactos, más organizados, creando un óptimo entorno en el trabajo y cambiando positivamente la cultura de la empresa.
Ignacio Mazo concluye, “los multiplicadores de talento consiguen dos objetivos fundamentales: por un lado, impulsan el valor del negocio a medio y largo plazo y, por otro, permiten el crecimiento y desarrollo profesional de sus equipos y colaboradores”.
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