Podría parecer que la respuesta es evidente y no lo es tanto. Depende de las necesidades concretas, del tipo de organización de la que se trate y del objetivo final.
Tampoco hay respuesta buena o mala, tan sólo estrategias concretas definidas por el contexto organizativo, tanto desde la perspectiva de la empresa que externaliza y/o contrata procesos de selección, como desde la perspectiva de consultora. Aquí algunas cuestiones que ayudarán a identificar lo que se requiere:
- Volumen: tener una cantidad de vacantes que obliga y/o justifica externalizar como modus operandi habitual.
- Hartazgo: estar cansado de probar consultoras con pocos o malos resultados.
- Dificultad: no lograr que las consultoras entiendan los perfiles y el verdadero ADN de la organización.
- Tiempo: no tener tiempo para estar persiguiendo a los consultores para saber cómo marchan los procesos.
En caso de darse alguna de estas variables, lo que se necesita es un partner que acompañe en el camino, alguien con quien establecer una relación basada en la confianza plena, un profesional que entienda la organización y sus particularidades, alguien que entienda “quién es perfil y quién no lo es” sin tener que explicarlo en cada vacante.
Contar con un partner es poder delegar tu imagen de marca y no sólo los procesos de selección en alguien que, a su vez, comparta la realidad del mercado y no meras buenas palabras para mantener la cuenta.
Es rentabilizar la externalización del servicio, no solo a corto, sino a medio-largo plazo.
De esta forma, creando una relación de largo plazo y un partnership, se recibirá a cambio prioridad en la ejecución, dedicación, expertise y calidad. Verdadero win-win. Pero existe otra realidad:
- Externalización de forma puntual de vacantes confidenciales, particularmente complejas o en momentos de sobrecarga puntual
- Priorizar, a la hora de valorar una consultora y su servicio, el precio y las garantías, además de la calidad
- Sólo trabajar a éxito
En este caso, obviamente, lo que se necesita es un proveedor, alguien que dé respuesta en tiempo y forma pero a quien no se le puede pedir prioridad absoluta o que asigne para trabajar “a éxito” al perfil del consultor más cualificado.
Sin embargo, se obtendrá, seguramente, un buen precio, unos cuantos CV´s posiblemente interesantes y un proveedor que seguirá tu rastro y te ofrecerá buenos precios para conseguir rentabilizar sus esfuerzos a través de otras vacantes.
Nada es gratis y es una cuestión de prioridades o posibilidades, y de encontrar lo que mejor encaja con las necesidades en cada momento: precio-timing-calidad-tranquilidad.
Touch in Touch optó, hace tres años, por elegir compañías que deseen trabajar con un partner. Compañías a las que siempre ofrece:
- un fee público y no negociable, común para todos los clientes (sea cual sea el tamaño) que pueden consultar directamente en la web. Se trata de una tarifa plana por nivel de posición – no vinculada al salario del candidato, lo cual favorece un entorno de confianza durante todo el proceso-,
- y un compromiso real respecto a plazos con un cumplimiento del 100% a lo largo de toda su historia.
Un partner entiende el compromiso como una relación de fair play donde el proyecto es sostenible para ambas partes, sin que ninguna de ellas asuma la responsabilidad de la otra.
Y de la misma manera que en otra tipología de servicios profesionales está claro el valor del servicio en sí mismo, tales como abogados o médicos, que aplican sus tarifas asumiendo el compromiso y no el riesgo de una colaboración, un verdadero partner pone a disposición de cada proyecto calidad, conocimiento, expertise y dedicación exclusiva que asegura el éxito del proyecto.
No es magia, es win win.