La industria relojera suiza, la mayor del mundo, en un momento de pleno auge, se enfrenta al problema de no poder hacer frente al fuerte incremento de la demanda de productos de alta gama que se viene produciendo en los últimos años.
Empresas como Rolex, Tag Heuer (perteneciente al grupo francés LVMH), IWC, Audemars Piguet o Patek Philippe, afianzadas desde sus orígenes a la relojería mecánica tradicional, requieren de un personal muy cualificado, a menudo escaso y difícil de encontrar, y de largos periodos para elaborar cada pieza.
El sector atraviesa uno de los momentos más dulces de la última década, ya que va camino de alcanzar en 2007 su tercer año consecutivo de récords en exportaciones de relojes, en vista de los resultados del primer trimestre, en el que las ventas aumentaron el 18,8 por ciento, según cifras de la patronal del sector.
Ese incremento, que se debe principalmente a las ventas en el sector de lujo y sobre todo en Estados Unidos, Hong Kong y Japón, llega después de que en 2005 y 2006 las exportaciones aumentaran a un ritmo anual superior al 10 por ciento y cerraran el año pasado en más de 13.700 millones de francos (8.460 millones de euros).
Los resultados generan mucho optimismo en el sector, pero a la vez ponen de relieve las limitaciones a la hora de cubrir la creciente demanda de artículos de lujo, principalmente a causa de la falta de personal cualificado en el mercado laboral.
La ginebrina Patek Philippe, considerada por la revista especializada 'Zeitgefühl' como la más exclusiva del sector, produce al año 38.000 relojes con una plantilla de poco más de 1.000 personas.
Con ese ritmo de producción no llega a cubrir las peticiones de sus clientes, que en algunos casos deben esperar hasta cinco años para obtener uno de los exclusivos relojes de la marca.
'No se puede producir más número de relojes porque fabricar una pieza como ésa lleva su tiempo', explicó a EFE la responsable de Relaciones Públicas de Patek Philippe, Petra de Castro, durante un encuentro con la prensa.
La producción de un reloj de esa marca representa una media de nueve meses de trabajo y para su fabricación se requiere de un personal muy cualificado, capaz de elaborar y montar cada una de las más de 90 piezas que pueden llegar a contener los relojes de alta gama.
Con el fin de asegurarse el personal necesario para mantener o, si cabe, aumentar la producción en un futuro próximo, esa empresa colabora con la formación de los jóvenes que cursan sus estudios en las distintas escuelas de relojería de Suiza.
Castro señaló que en los últimos años esa firma ha visto aumentar notablemente el número de pedidos de relojes de lujo, sobre todo por parte de la clientela femenina.
Pese a la importancia de los mercados estadounidenses y europeos, la demanda de relojería de lujo crece cada vez más en las economías emergentes de Asia, hasta el punto de que 'prácticamente podríamos vender toda nuestra producción allí', aseguró la portavoz.
A causa del exceso de demanda, esa compañía evita las grandes campañas publicitarias, ya que 'es mejor comunicar menos, porque la comunicación crea más demanda', indicó Castro.
También descarta producir joyas, como hacen otras marcas de lujo, ya que su objetivo 'siempre ha sido hacer relojes y no es necesario diversificar', agregó.
Caso contrario es el del Grupo Swatch, que optó hace más de una veintena de años por diversificar sus actividades y producir relojes de gama más baja ante la amenaza que representaban a finales de los 70 compañías japonesas como Seiko, que comercializaban con éxito los relojes de cuarzo.
El empresario Nicolas Hayek, entonces máximo responsable de la relojera SMH -antecesora de Swatch-, sacó a la venta en 1983 un reloj revolucionario, moderno y a un precio muy económico, que contaba con sólo 51 piezas, lo que abarataba su producción.
El nuevo producto, bautizado con el nombre de Swatch (fusión de las palabras en inglés Switzerland, Suiza y watch, reloj), impulsó la compañía hasta el liderazgo del sector y dio aire a este sector económico suizo, hasta entonces estancado en el área tradicional.
No obstante, el grupo también se ha encaminado en la última década a los artículos de lujo, tras adquirir históricas relojeras del país como Longines, Breguet, Tissot o Rado, para abarcar todos los segmentos de mercado y porque, además, los productos de alta gama les dan un mayor margen de beneficio.
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