Es probable que sí, nos ha pasado a todos.
“Con la buena impresión que nos había causado”
“Si encajaba de maravilla en el puesto…”
“Con lo ilusionado que parecía”
“Y es un profesional como la copa de un pino”
“Si técnicamente es inmejorable” …
Te habrás preguntado por qué ha sucedido.
¿Cuáles son las razones por las que, una apuesta que parecía segura, ha fallado?
Algunos de los motivos más frecuentes:
- Expectativas: a veces las del candidato no se corresponden con la realidad del proyecto en el que se va a embarcar y otras veces son las expectativas de la organización con respecto al papel del profesional las que no terminan de cuajar. Estos choques de expectativas son, a menudo, insalvables.
- Retribución: cuando al incorporado no se le han ofrecido unas condiciones retributivas que realmente satisfagan sus inquietudes. A veces el candidato acepta, por el motivo que sea, hasta que encuentra una alternativa viable.
- Momento: la realidad del proyecto no se corresponde con el momento profesional en el que se encuentra el candidato en la evolución de su carrera.
- Prisas: sucede, en ocasiones, que el incorporado tiene prisa por dejar su trabajo anterior y acepta la oferta por resolver esta urgencia. Pero durante el proceso de elección no se ha dedicado la atención suficiente como para identificar sus circunstancias y motivos ulteriores y confirmar que “este era su proyecto”.
Está claro que se pueden dar más razones, que las hay, pero desde luego estas son algunas de las más habituales.
Y una salida de estas características, sea por iniciativa del profesional o de la organización, no beneficia a ninguna de las partes.
¿Se pueden resolver todas estas cuestiones?
No solo se pueden, se deben aclarar y resolver desde el mismo momento en que se inicia el proceso de scouting para conseguir el candidato más ajustado a cubrir la posición.
Ningún candidato debería avanzar en el proceso más allá de la fase de lista larga sin que estos obstáculos potenciales estén despejados y neutralizados.
Por eso es importante que el proceso de búsqueda e identificación lo lleve a cabo un profesional experimentado, que conozca bien el mercado en que se mueve, que sepa mantener una buena interlocución con el profesional y que, en lo que a los proyectos se refiere, no le suenen lo mismo trompetas que tambores.
Y si quien lo lleva a cabo es un consultor externo, pues igual.
Cuando te presenten la lista larga se deberá haber profundizado en todos estos aspectos y deberán poderte dar razón de ellos.
Y una cosa importante, esto es siempre previo a entrar en otras consideraciones como, por ejemplo, en qué soft skills destaca.
Si no hay gasolina, el motor no arranca, por potente que sea.
Más información: Touch in Touch
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