Licenciados en Derecho, Dirección de Empresas, Ciencias Políticas, Sociología o Filología completan las plantillas de grupos como Google y Facebook, aportando una dimensión social al frenético desarrollo informático.
El hemisferio izquierdo del cerebro es responsable de las funciones del habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, mientras que en el hemisferio derecho nacen la creatividad, las emociones y las habilidades de arte y música. Idealmente, una plantilla debería reunir un grupo diverso de personas de los dos tipos. Y esto es algo de lo que son cada vez más conscientes las empresas tecnológicas.
Google fue creada por un informático (Larry Page) y un matemático (Sergey Brin); Facebook, por un grupo de estudiantes apasionados por la programación y las aplicaciones informáticas de comunicación interpersonal. Pero a medida que la tecnología se vuelve más intuitiva, los algoritmos que hay detrás deben empaparse de cierta humanidad. Damon Horowitz, exresponsable de ingeniería de Google, es conferenciante de TED y profesor en varias universidades, como Stanford. En su discurso habitual, insiste en que los creadores de la tecnología no deben ser ajenos a la ética. Él mismo ha cursado un doctorado en Filosofía y asegura: «Soy mejor tecnólogo ahora que antes de estudiar Filosofía porque mi sensibilidad humanística ha evolucionado. Ya no veo solo el mundo a través de los ojos de una máquina para reducir toda la realidad a fundamentos lógicos. Ya no doy por hecho que las máquinas pueden solucionar cualquier problema de las personas. En su lugar pretendo que la tecnología facilite a éstas la búsqueda de una solución».
«Los ingenieros puede que todavía acaparen los mayores sueldos, pero en Facebook o Uber, la guerra por el talento se ha desplazado hacia los puestos no tecnológicos. Cuanto más sueñan los programadores con cambiar el mundo, más necesitan completar sus empresas con alquimistas sociales que pueden conectar con los usuarios y hacer del progreso algo apetecible», constata un artículo de Forbes publicado ya en 2015.
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