Las vacaciones están a la vuelta de la esquina y no hay mejor momento para reflexionar sobre si debemos o no cursar un Master de cara al “próximo curso”. Un dilema que no solo se plantean los recién licenciados, sino también muchos profesionales que ya están inmersos en el mundo laboral.
¿Es cierto que continuar con la formación es necesario si queremos destacar o tener éxito en el actual mundo laboral? Aunque contar con un Master no puede asegurarte un empleo, sí es cierto que ayuda a acceder al mercado laboral y posicionarse mejor. De hecho, según los últimos estudios publicados, la tasa de empleabilidad de aquellos que tienen una especialidad es un 55% más alta de aquellos que se han quedado solo con el título universitario.
Además de aportar un valor añadido y hacer tu perfil profesional más atractivo para las empresas, donde cada vez hay una mayor demanda de profesionales cualificados, cursar un Master aporta otras ventajas.
- Aprendes nuevos conocimientos: la formación en el mundo laboral es constante y se hace indispensable el reciclaje profesional
- Ayuda a profesionalizarte con una formación práctica y la resolución de casos reales
- Amplía la red de contactos profesionales
- Supone un incentivo salarial: existe una diferencia de sueldo de un 51% entre aquellos empleados que tienen estudios de posgrado de los que no
La especialización, sin duda, marca la diferencia en un mercado cada vez más competitivo y elegir la institución correcta en la que realizar un Master o estudios de Postgrado se convierte en una de las claves del éxito. “Cada tipo de Institución responde a unas necesidades y objetivos. Si lo que estamos buscando es una formación práctica, aplicable al día a día empresarial y que nos capacite para asumir puestos de responsabilidad, no cabe duda de que lo que buscamos es una escuela de negocios, asegura Esther Álvarez, directora del departamento de Salidas Profesionales de la escuela de negocios de IDE-CESEM. Pero elegir la que mejor se adapte a nuestras necesidades formativas no siempre es una tarea sencilla. “La experiencia e innovación, la confianza (perfil del alumnado, perfil de profesorado, metodología, bolsa de empleo…) y por supuesto tu aportación, son los parámetros que mejor nos pueden guiar a la hora de decidir en qué escuela de negocios continuamos con nuestra formación”, concluye Álvarez.
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