Las personas que continúan trabajando por la noche a través de sus teléfonos móviles inteligentes o ‘smartphones’ acaban rindiendo menos en su trabajo al día siguiente, según los resultados de un estudio de la Michigan State University (EE.UU) que se publicarán en la revista ‘Organizational Behavior and Human Decision Processes’.
En concreto, el investigador Russell Johnson y su equipo han visto en un par de estudios epidemiológicos que las personas que siguen usando sus móviles por motivos laborales a partir de las 21.00 horas suelen estar más cansados y menos comprometidos al día siguiente al volver a su puesto de trabajo.
«Los teléfonos inteligentes están perfectamente diseñados para acabar alterando el sueño», ha reconocido el propio Johnson, que admite que es uno de esos trabajadores que sigue utilizando estos dispositivos incluso cuando ya está en la cama, lo que hace que les mantenga «mentalmente ocupados con el trabajo hasta altas horas de la noche e impide descansar y conseguir dormir lo suficiente.
Actualmente se estima que más de la mitad de los trabajadores en Estados Unidos tienen un ‘smartphone’, y la mayoría piensan que su invención está pensada para intentar aumentar la productividad laboral.
Asimismo, la Fundación Nacional del Sueño asegur que sólo el 40 por ciento de los estadounidenses duermen lo suficiente la mayoría de las noches, siendo uno de los motivos más frecuentes el uso de estos dispositivos.
En el primer estudio analizado, los investigadores hicieron que 82 ejecutivos de alto nivel completaran varias encuestas todos los días durante dos semanas. Para el segundo estudio, por su parte, encuestaron a 161 trabajadores de diferentes sectores.
Los resultados de sendas encuestas mostraron que el uso de ‘smartphones’ durante la noche por motivos laborales afectaba al sueño de esa noche y el rendimiento laboral del día siguiente. El segundo estudio mostró además como su uso era más contraproducente que otros dispositivos electrónicos, como la televisión, ordenadores portátiles o tabletas.
Pero además de mantener a las personas con la cabeza en el trabajo, la luz de los móviles parece ser la más perjudicial de todos estos dispositivos, al interrumpir la producción de melatonina, una sustancia química del organismo que promueve el sueño.
«Puede acabar siendo un arma de doble filo», ha reconocido Johnson, ya que a largo plazo acaba provocando unas consecuencias fisiológicas más relevantes que el teórico beneficio que puede propiciar para la empresa al tener al trabajador más tiempo conectado.
Entre las recomendaciones para evitar esta interrupción del sueño, los autores abogan por apagar el ‘smartphone’ durante la noche, si bien reconoce que no es algo fácil de hacer en muchos entornos laborales.
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