RRHH Digital La crisis está provocando una disminución de la incidencia de los casos de depresión postvacacional ya que, según ha comentado la psicóloga del Centro Médico Teknon y miembro de la plataforma’TheDoctors.es’, Blanca Bueno, las dificultades económicas no permiten a las personas distanciarse de su situación laboral y económica.
«Como consecuencia de esto, el impacto sufrido por la persona tras reincorporarse a la vida activa después de un periodo de vacaciones es menor», ha argumentado la experta, quien ha informado de que, no obstante, las personas más propensas a padecer este síndrome son las que tienen un trabajo que exige un alto nivel de estrés o las que no están motivado con la actividad laboral que realizan.
En este sentido, Bueno ha informado de que los principales síntomas de la depresión postvacacional son: la tristeza, apatía, insomnio, fatiga, aumento o disminución del apetito, irritabilidad y, en general, una marcada disminución de las capacidades y/o defensas para combatir el estrés laboral o académico.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Vermont (EEUU) evidenció que las personas que viajan durante las vacaciones de verano se consideran más felices y que cuanto más lejos se viaja del hogar, mayor es la vivencia de felicidad. «Ciertamente, cuando finalizamos nuestro periodo estival, debemos volver a la realidad, retomando nuestras responsabilidades. Ante esta expectativa, es lógico, que las personas experimenten una cierta tristeza o desasosiego», ha señalado la experta.
Ahora bien, generalmente la persona supera con éxito este síndrome tras retomar sus responsabilidades al cabo de unas semanas. Sin embargo, según ha avisado Bueno, si este conjunto de síntomas persistiera durante al menos un mes, es aconsejable solicitar atención médica, dado que podría derivar en un trastorno depresivo o adaptativo.
En este sentido, la experta ha recomendado retomar una pauta horaria de sueño una semana antes de volver al trabajo; empezar a trabajar un miércoles para no agotar los recursos al llegar el viernes; realizar aficiones o actividades durante el fin de semana; reducir la ingesta de alcohol y cafeína durante los primeros días de trabajo; y asegurar un tiempo para el descanso durante las primeras semanas.
«Si aún con estos consejos, la persona se encuentra sometida a un elevado nivel de malestar psicológico y somático en su readaptación a la vida activa, es aconsejable solicitar ayuda profesional, ya que en algunos casos, el tratamiento psicológico y farmacológico especializado, puede ser necesario», ha zanjado.
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