En los programas de Formación Profesional de salud las competencias emocionales y sociales son tan importantes como las habilidades técnicas. Por ello, fomentar el aprendizaje de soft skills como la empatía, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo permite optimizar la atención al paciente al mismo tiempo que se potencia el bienestar profesional y el clima laboral en los centros sanitarios.
En este sentido, cabe mencionar que este tipo de habilidades serán cada vez más demandadas en los próximos años. De hecho, según The Future of Jobs Report (2023), realizado por el Foro Económico Mundial, se estima que para el año 2025 el 75% de las empresas buscarán empleados con este tipo de habilidades.
“Es fundamental que las instituciones educativas dedicadas a impartir grados de salud integren el desarrollo de habilidades blandas en sus programas. Los futuros profesionales sanitarios que cuenten con esta formación podrán ofrecer una atención más humana y eficiente. Esto no solo mejoraría la relación con los pacientes, sino que también facilitaría la adaptación a situaciones de estrés y contribuiría a un ambiente laboral más positivo y productivo”, explica Marisa Bermejo, directora de Sanitas Campus FP.
A este respecto, ofrece más ventajas de integrar estas habilidades en los programas de FP de salud:
- Mejora la capacidad de resolución de conflictos: gracias a habilidades blandas como la comunicación efectiva y la empatía, los profesionales son más capaces de identificar y resolver tensiones antes de que escalen, lo que mejora la dinámica del equipo y reduce el desgaste emocional.
- Proporciona una toma de decisiones más colaborativa: el trabajo en equipo bien coordinado permite que las decisiones se tomen en conjunto, aprovechando las diversas perspectivas y conocimientos de cada persona. Esto disminuye el riesgo de decisiones unilaterales o ineficaces, además de optimizar los resultados al implicar a todos los miembros en la planificación y ejecución.
- Fomenta el liderazgo positivo: una comunicación constante y fluida posibilita que los líderes comprendan las necesidades de su equipo. Hablar con claridad motiva, guía y empodera a todo el grupo, promoviendo así una cultura de respeto y colaboración. Asimismo, la confianza entre los integrantes aumenta, pues se sienten escuchados y comprendidos.
- Potencia el aprendizaje: al trabajar en un entorno colaborativo, los estudiantes y profesionales intercambian conocimientos y aprenden unos de otros de manera más eficaz. En este punto, la comunicación abierta y el trabajo en equipo contribuyen a impulsar el rendimiento general.
- Favorece la gestión del tiempo: un buen trato y un liderazgo empático permiten una organización sencilla de las tareas y la optimización del tiempo. Por lo tanto, la coordinación se vuelve más eficiente, ya que se mitigan duplicaciones de esfuerzo y se garantiza una atención al paciente continua y personalizada.
- Prepara mejor para las prácticas profesionales: los alumnos que desarrollan habilidades blandas durante su formación están mejor preparados para encarar los retos de las prácticas profesionales. Son capaces de adaptarse a los entornos clínicos, colaborar en conjunto e interactuar de forma clara con los sanitarios, lo que les facilita integrarse y aprovechar al máximo la experiencia. Bajo esta perspectiva, cabe destacar que los estudiantes de Sanitas Campus FP cuentan con prácticas garantizadas en la red de centros de Sanitas y, cuando finalicen su formación, podrán formar parte de su activa bolsa de empleo.
“En Sanitas Campus FP combinamos la formación presencial teórico-práctica con el desarrollo de competencias necesarias para aplicar en el ámbito profesional como la digitalización o el trabajo en equipo, las cuales son primordiales para el éxito laboral”, puntualiza Marisa Bermejo, directora de Sanitas Campus FP.