Según apunta la Organización Mundial de la Salud, a nivel global se pierden 12.000 millones de días de trabajo por ansiedad y depresión. En el caso de España, en 2023, ya se estaban produciendo 451.646 bajas laborales en nuestro país por problemas de salud mental y apuntaba al trabajo como una de las principales causas. Además, señalaba que entre 2016 y 2022 este tipo de trastorno se había disparado un 81,5%.
Estos datos son indicadores de que no estamos bien en el trabajo. De hecho, una encuesta internacional de la consultora Gallup señalaba que sólo el 10% de los trabajadores españoles se considera comprometido con su empresa y el 36% asegura sufrir estrés diario. Varios factores dibujan este escenario: la falta de flexibilidad, que está directamente relacionada con problemas para la conciliación, una vida cada vez más encarecida que no se corresponde con el nivel salarial de la mayoría de trabajadores o la falta de promoción y ascenso, que hacen vislumbrar un futuro incierto.
La falta de motivación o el estrés son síntomas que no deben ser ignorados por los dirigentes de una organización, pues su escalada puede desembocar en un ambiente laboral inestable o el absentismo, y afectar directamente al buen funcionamiento de la empresa. De la salud mental de los trabajadores depende la productividad de una organización por eso, es importante analizar a nuestro equipo humano y adoptar medidas que prevengan este tipo situaciones. Stimulus, consultora líder en el sector, cuenta con una trayectoria de más de treinta años en la gestión de riesgos psicosociales en el trabajo y el cuidado de la salud mental, ayudando a los mandos intermedios y a sus empresas a priorizar y promover políticas orientadas a conseguir el bienestar de sus empleados. Estas son las cuatro medidas que deben adoptar los mandos intermedios:
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Fomentar la comunicación honesta y abierta. Para que los empleados sientan que pueden comunicar abiertamente sus preocupaciones en el trabajo, los mandos intermedios deben liderar con el ejemplo y crear un ambiente donde la comunicación sea abierta y honesta, en el que todo el equipo pueda hablar cómodamente sobre salud mental, un tema tabú en muchos ambientes laborales, y en donde la escucha activa sea la norma.
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Proporcionar apoyo y recursos. Además de tener las herramientas para ofrecer asistencia a sus empleados y crear un ambiente de trabajo sano y comunicativo, el mando intermedio también debe de conocer las herramientas y recursos que cuenta la empresa para tratar casos en los que un empleado pueda sufrir picos de estrés o problemas relacionados con la salud mental. Programas de asistencia, líneas directas de salud mental o servicios de asesoramiento, son algunos de los recursos que deben existir en la empresa. En caso contrario, se deberá incluirlos para poder mejorar las condiciones de los empleados en cuanto a salud mental.
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Estar atentos a las señales de advertencia. Los recursos para tratar problemas de salud mental son esenciales, pero es esencial detectarlos antes de tiempo. Los mandos intermedios deben estar atentos de la productividad de los empleados, sus resultados, puntualidad… pero también de su estado de ánimo y de posibles señales de advertencia que puedan hacernos ver que una persona está atravesando un momento difícil. Cambios en el estado de ánimo, comportamientos poco usuales o falta de rendimiento laboral pueden ser algunas de las señales que evidencien un problema. En ese caso, el mando intermedio deberá identificarlo y hablar con el empleado de manera confidencial y comprensiva.
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Promover un buen equilibrio entre vida laboral y personal. Para conseguir un buen ambiente laboral y cuidar de la salud mental de los trabajadores, es imprescindible un correcto equilibrio entre trabajo y descanso. El exceso de trabajo no significa mejores resultados, sino peor ambiente laboral y mayor estrés. Los mandos intermedios deben alentar a sus empleados a tomar descansos, salir de la oficina a su hora y desconectar del trabajo fuera del horario laboral. Esto, aparte de ser esencial para garantizar los derechos del trabajador, también creará un ambiente de trabajo productivo y sano.
Estas estrategias son fundamentales para poner el foco en la salud mental y velar por el bienestar emocional de los empleados, creando un ambiente laboral más saludable y concienciado. Además, las bajas por salud mental serán cada vez menores y el compromiso de los empleados por la empresa mayor, reduciendo así la fuga de talento, un problema cada vez más acuciante.