El uso de frameworks agile ha crecido durante la pandemia. En un entorno impredecible y volátil las empresas requieren de mayores dosis de velocidad y flexibilidad en sus procesos de trabajo y una mayor alineación entre los equipos. Según un estudio de Digital.ai, la adopción de frameworks agile ha aumentado del 37% al 86% en los equipos de desarrollo de software y se ha duplicado en aquellos sectores ajenos a TI.
El mismo informe apunta que 6 de cada 10 organizaciones ágiles ha incrementado la productividad de sus equipos gracias a la adopción de un mindset agile, el uso de frameworks ágiles y la formación en esta área. En este contexto, la figura del agile coach está en auge debido a su capacidad para implementar una transformación agile en las organizaciones, a través de la construcción de un nuevo modelo que sustituya al actual mediante cambios graduales y cocreados con la empresa.
Para culminar este proceso un agile coach debe ejercer funciones de coach, para maximizar los niveles de consciencia, empoderamiento y responsabilidad; de mentor, para facilitar que los equipos tomen sus propias decisiones; de profesor, formando y desarrollando las competencias en agile y debe ser un facilitador. Asimismo, tiene que contar con conocimientos técnicos, de negocios, de transformación y de lean-agile.
“Un agile coach debe evitar la tentación de querer cambiar la cultura y las políticas de una organización de un día para otro, así como luchar contra el sistema. Los cambios a granel no funcionan y generan rechazo en los equipos y en las organizaciones. El cambio de mindset y de cultura, se cocinan a fuego lento, un cambio tras otro, despacio. Por ello, ayuda a los equipos a inculcar y aplicar el mindset y los comportamientos agile correctos y obtendrás el máximo impacto deseado que sirva de palanca en la transformación”, asegura Beatriz Merodio, Agile Coach de Netmind.
Con el objetivo de analizar a fondo esta figura, los expertos de Netmind, la consultora de BTS especializada en transformación digital, han recopilado las 7 cualidades que debe tener un agile coach.
- Utilizar la observación para identificar lo que ocurre
El agile coach debe prestar mucha atención al detalle, percibir conductas y patrones en las intervenciones, así como el tono y el lenguaje empleado en las reuniones para comprender a la perfección lo que sucede en un equipo o en una organización.
- Priorizar las personas al producto
El proceso debe adaptarse a las personas. El objetivo debe ser la mejora continua del equipo, que inevitablemente tendrá un impacto positivo y directo en la entrega del producto. Un agile coach, ante todo, ayuda en la optimización de los procesos trabajando con las personas, es un gestor de personas por lo que el proceso hay que optimizarlo adaptándolo a las mismas.
- Ama el cambio
Vivimos en una sociedad en cambio constante donde la incertidumbre es la nota dominante. Es por ello que el agile coach tiene que saber convivir con el cambio y aceptar que forma parte de su rol. En muchas ocasiones los planes de ayer hoy ya están obsoletos, por lo que se antoja necesario ayudar al equipo a adaptarse a las nuevas situaciones, en vez de seguir con el plan preestablecido.
- Cultivar la curiosidad
Para conocer al detalle lo que piensan todos los miembros de un equipo es fundamental ser curioso, asumir que no se sabe todo y preguntar cualquier duda. Es la mejor manera de obtener una foto global de la organización.
- Fomentar el aprendizaje continuo
Aunque el agile coach busca siempre la mejora continua, debe asumir que no ha terminado de crecer y que corre el riesgo de equivocarse. Es decir, debe convertirse en un eterno aprendiz al que el último título se lo dan las herramientas nuevas en las que apoyarse para llevar la teoría a la práctica. Para ello, debe fomentar la sed de aprender propia y del equipo.
- Impulsar al equipo hacia la excelencia
Argumentos como “siempre lo hemos hecho así” son creencias limitantes y barreras al cambio. Un agile coach muestra poca tolerancia ante estas excusas. Todas las acciones deben estar orientadas a emprender el camino del cambio y de la mejora continua.
- Fallar es parte del proceso
No hay que tener miedo al fallo. Nadie nace sabiéndolo todo, por lo que los errores son asumibles. Es necesario admitir que tanto el caos como la complejidad son parte de este proceso y erradicar el miedo a equivocarse.