Recuerdo aquel ejemplo que escuché ya hace unos años: Un profesor sostenía en su mano un vaso lleno de agua mientras preguntaba a su audiencia cuánto pesaba. Las respuestas eran variadas, pero ninguna tenía en cuenta que la percepción del peso dependía del tiempo que llevaba sosteniéndolo. A más tiempo, más pesado. La metáfora ilustra muy bien el concepto de estrés y de burnout.
Las situaciones son las que son: la pandemia, la guerra en Ucrania, la crisis energética …, ahora la inflación. Este es el peso real con el que todos lidiamos, pero a este tenemos que añadirle la duración de estos acontecimientos traumatizantes (llevamos meses e incluso años haciéndolo) y casi más importante, nuestra percepción sobre nuestra habilidad para lidiar con ellos.
El burnout (sentirse quemado, empanado, sin fuerzas, sin capacidad de intervenir, irritable, frustrado…) surge cuando los problemas perduran, están presentes demasiado tiempo y también cuando no sabemos cómo lidiar con ellos; en la mayoría de las ocasiones surge porque pensamos que no contamos con los recursos necesarios.
Vienen tiempos difíciles. Podremos ahorrar, gastar menos, vacunarnos, ayudar a la población ucraniana, apagar las luces que antes dejábamos encendidas … siempre hay cosas que podemos hacer y cosas que no podremos cambiar y deberemos aceptar. Lo cierto es que lo que siempre podemos hacer es manejar nuestros sentimientos y pensamientos de manera que seamos más resilientes. Dejemos de rumiar sobre cosas inmutables o cosas que puede que no sucedan nunca, confiemos en nuestra capacidad para hacer frente a lo que venga (seguro que ya lo hemos hecho antes), vivamos más en el presente, miremos al pasado para aprender, no para arrepentirnos, y miremos al futuro para estar preparados, no para generarnos angustia.
Seamos mindful, practiquemos la atención plena. Busquemos apoyo para ese brazo cargando con un vaso a veces más pesado.
Recordemos que en nuestras manos está el hacer limonada cuando nos tocan limones bien amargos.
Más información: Blog de Healthy Work