El verano debería ser un periodo de descanso y desconexión para todo el mundo. Sin embargo, en una sociedad en la que estamos conectados constantemente, es muy difícil soltar las riendas y dedicar nuestro tiempo libre a no hacer nada.
De hecho, un estudio realizado por Hays y titulado “What Workers Want 2020”, muestra que un 53% de los trabajadores son incapaces de dejar de trabajar y conseguir una desconexión completa durante el periodo vacacional. Por su parte, el psicólogo del Hospital Clínic de Barcelona, Rafael Penadés, afirma que el aburrimiento es un estado de ánimo que surge cuando se considera la falta de actividad constante como algo negativo.
Esta concepción negativa de pérdida de tiempo es fruto de una sociedad sometida a una sobreestimulación constante que desemboca en una aversión o miedo al aburrimiento y al tiempo libre. Así, son numerosos los estudios científicos que han demostrado que el cerebro presenta una gran dificultad para desconectar después de llevar meses de estrés continuado. ¿Por qué ocurre esto?
Cuando el cerebro comienza a liberarse de esta sensación de agobio y se dispone a descansar, se produce un reequilibrio de su sistema dopaminérgico -que comienza a liberar toda la dopamina que antes retenía- y provoca que cada individuo tarde un tiempo determinado en regularse en función del nivel de estrés al que haya estado sometido.
Como consecuencia, el principio de las vacaciones provoca en muchas personas una sensación de vacío, malestar y búsqueda constante de cualquier actividad que les permita rellenar su tiempo. Sin embargo, descansar y aislarse del trabajo durante las semanas de vacaciones, es fundamental no solo para desconectar y disfrutar de otras actividades diferentes a las habituales, sino también para poder generar nuevas ideas y nuevas conexiones sinápticas en nuestro cerebro.
La mayoría de estudios coinciden en que, desde un punto de vista biológico, las vacaciones y el descanso cerebral proporcionan un aumento de la flexibilidad cognitiva, una reducción del estrés crónico que arrastramos durante todo el año y fomentan el pensamiento productivo y creativo.
Eso sí, para que sean efectivas y nos permitan volver realmente renovados, es importante que nos consigan liberar del estrés de la rutina del trabajo. Para ayudarte a obtener el descanso que tu cerebro necesita y ayudarte a disfrutar del verano, los expertos de la plataforma de psicología online TherapyChat han elaborado las siguientes recomendaciones:
- Realizar una desintoxicación digital y desconectar de todas aquellas plataformas que nos vinculan al trabajo, intentando fomentar aquellas actividades que sean más creativas: hay que evitar estar pegados al teléfono móvil contestando mensajes y llamadas, estar constantemente pensando en la cantidad de trabajo que hay que hacer cuando se acabe el periodo vacacional y evitar continuar tareas que hayan quedado pendientes.
- Planificar actividades agradables que no se suelan hacer durante el año por la falta de tiempo y darle prioridad a nuestro espacio de ocio personal.
- Ralentizar los ritmos habituales: levantarse más tarde, dormir la siesta, leer, etc. Y, en general, llevar un estilo de vida más pausado que nos aleje del ajetreo laboral.
- Improvisar, salir de la rutina, disfrutar del aquí y ahora sin pensar en la oficina, ser flexible, desbloquear la mente y apreciar las pequeñas cosas que se pasan por alto cuando no hay tiempo.
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