El 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo y desde BTS, firma especializada en generar impacto en el lado humano de las organizaciones, han querido poner el foco en la salud mental como punto clave dentro de la gestión del talento, analizando algunas dinámicas de liderazgo que permiten promover un equipo productivo y saludable.
La salud mental ha adquirido cada vez más importancia y prueba de ello es que el Foro Económico Mundial de Davos ya la sitúa como el sexto riesgo global para el 2022 y uno de los elementos que más se ha deteriorado desde que empezó la pandemia del Covid-19. Las dolencias o trastornos de salud mental a nivel mundial están impactando gravemente en el bienestar de los empleados y en la productividad de las compañías.
La presión por llegar a objetivos o mejorar la rentabilidad siempre ha estado ahí y seguirá estando presente, pero si a esto unimos las características del trabajo en la era post-COVID, nos encontramos con un entorno que, si no se gestiona de forma adecuada, puede tener un impacto negativo para la salud mental de los empleados. Esto puede implicar pérdida de talento, bajas laborales e impacto directo en la cuenta de resultados. Según la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, se estima que entre el 50% y el 60% de las ausencias laborales anuales se deben a este tipo de problemas.
Para Sergio Dosdá, director senior de BTS, “Existe una clara correlación entre la salud psicológica y el impacto tanto en talento como en resultados. Aquí el papel del líder es clave, ya que puede contribuir a crear espacios seguros fomentando un clima de trabajo positivo y una relación de confianza y respeto entre todos los miembros del equipo”.
Dinámicas para un ambiente saludable
- Escuchar para generar un clima de confianza. Es imprescindible escuchar al equipo y dar validez a sus ideas, sin interrumpirlas. Demostrar que identificamos sus necesidades y que tenemos la capacidad de comprender sus problemas y respetar sus opiniones. Para ello, los empleados deben tener siempre la primera palabra. La opinión del líder puede coartar y sesgar la conversación, es mejor esperar a expresar las ideas en último lugar para permitir un primer espacio donde puedan hablar de sus impresiones, ideas y sentimientos, sin sentirse juzgados.
- Un buen líder admite sus errores. La confianza parte de la sinceridad y esta incluye el reconocer que nos hemos equivocado. Para crear una cultura y un clima de trabajo saludable es importante tener en cuenta que el error se puede tomar como fracaso o como oportunidad para aprender. Si tu equipo considera que hay tolerancia cero a los errores nunca podrán jugar con su máximo potencial y para ello tomarán el ejemplo del líder como reflejo. Reconocer los errores permite mejorar y solucionar los posibles fallos. Además, equivocarse forma parte del proceso creativo y de la innovación, algo imprescindible en el presente de las compañías.
- No juzgar los problemas de salud mental. Informarse, tener conocimiento de síntomas e implicaciones para detectar posibles conflictos, adelantándonos a ellos. Muchas veces son los propios empleados quienes no comunican su estado por miedo a represalias o a ser estigmatizados. Es trabajo de la empresa generar una cultura abierta donde los trabajadores puedan expresarse libremente y librarse de cargas mentales, preferiblemente antes de que exploten. Elimina los prejuicios y tabúes, ofreciendo apoyo y recursos a quien lo necesite.
- El departamento de Recursos Humanos es una pieza clave. Colaborar mano a mano en el diseño de estrategias para la promoción, prevención, detección y apoyo en materia de salud mental que ayude a mantener el bienestar de los empleados en sus puestos de trabajo. Para ello es necesaria una colaboración íntegra de todos los miembros de la organización: sin el compromiso de los líderes, es difícil que estas medidas tengan éxito. Además, será importante promover programas de formación para los ejecutivos en habilidades sociales, ayudándoles a desarrollar aptitudes y capacidades que les faciliten conocer y entender mejor a las personas que forman sus equipos.
“Estas pequeñas acciones no solo aumentan el compromiso y fomentan una buena imagen de cara al Employer Branding, atrayendo y fidelizando al talento mejor cualificado. También, afectan de forma positiva a la cuenta de resultados de las organizaciones, favoreciendo equipos creativos, eficaces y productivos”, concluye Dosdá.
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