Puede que la frase “Mens sana in corpore sano” sea una de las más repetidas y escuchadas a lo largo de los siglos. Sin embargo, pocos se paran a analizar su significado y aplicación real en el día a día y, aunque hoy somos mucho más conscientes de la importancia de cuidar la salud mental de lo que lo eran nuestros antepasados, imbuidos por este mundo tan caótico en el que vivimos, a veces no prestamos el suficiente tiempo ni atención a su cuidado y nos olvidamos de estimular el equilibrio entre mente y cuerpo.
La valoración integral de todo el conjunto del cuerpo humano no suele ser, de hecho, lo más común entre la población, olvidando que, en numerosas ocasiones, mantener descuidado nuestro bienestar emocional puede causar o potenciar enfermedades físicas inesperadas.
En este sentido, a diferencia del pensamiento general establecido, mente y cuerpo trabajan como un todo perfectamente integrado. Solo tenemos que recordar alguno de esos momentos en que nuestros músculos se han tensado debido al miedo o como causa de una situación estresante, o cuando hemos experimentado una fatiga generalizada a causa del desánimo y la apatía que nos invade.
Esta relación armoniosa entre ambos ámbitos es la clave de nuestro bienestar y sienta su base en el equilibrio químico de nuestro cuerpo estimulando nuestra vitalidad y creando un vínculo perfecto que tiende a la balanza en todo momento. El problema es cuando esa armonía se rompe debido a una alteración mental o física que pone en riesgo nuestra salud y bienestar. En estos casos, de la misma manera en que existen trastornos físicos que pueden afectar nuestro equilibrio emocional y poner a prueba nuestra estabilidad psicológica, existen alteraciones mentales que pueden provocar o agravar síntomas aparentemente físicos.
Esto último es lo que se conoce como somatización, que no es más que la expresión a nivel corporal de un malestar psicológico. En otras palabras, es una señal de alerta de nuestro cuerpo para indicarnos que es incapaz de soportar por mucho más tiempo el malestar psicológico que nos afecta y que necesitamos ponerle freno cuanto antes. De lo contrario, esos síntomas aislados pueden llegar a derivar en enfermedades mucho más serias, como un infarto del miocardio o una diabetes.
Sin embargo, aún nos resulta difícil relacionar un episodio de ansiedad, estrés o depresión con la posterior evolución de una enfermedad coronaria, un trastorno del colon o un eczema en la piel. Así, sigue habiendo muchas personas víctimas de una enfermedad o síntomas físicos que van de médico en médico y de examen en examen con la esperanza de encontrar respuestas que nunca llegan. Esto sucede porque su enfermedad no obedece a una causa física sino a razones psicológicas.
Por este motivo, entre otros, es tan importante la inclusión de psicólogos en Atención Primaria y en los servicios de todos los hospitales, que permitan hacer una rápida detección y tratamiento de aquellos problemas psicológicos que se enmascaran tras síntomas físicos. Sumado a la ayuda de profesionales, resulta fundamental llevar un estilo de vida equilibrado que nos permita cuidar nuestro bienestar emocional, para lo que podemos aplicar los siguientes consejos propuestos por TherapyChat:
- Expresa tus emociones de manera asertiva. Las emociones que reprimes y no expresas abiertamente, te consumen lentamente. Así de claro y sencillo. Por tanto, una excelente manera de aliviar las tensiones cotidianas y evitar que se acumulen consiste en hablar abiertamente sobre tus emociones y sentimientos. Eso sí, hazlo siempre de forma asertiva para no herir sensibilidades a tu alrededor.
- Aprende a escuchar tu cuerpo. El estilo de vida que llevamos hoy día nos ha desconectado de nuestro cuerpo, de manera que muchas veces pasamos por alto las señales que nos envía hasta que es demasiado tarde. ¿Cómo evitarlo? Volviendo a conectar con tus emociones y con tu cuerpo. Para ello, necesitas prestar atención a tu mente cuando estás triste, ansioso o enfadado, pero también cuando te duele la cabeza o te sientes fatigado. Con el tiempo, serás capaz de descifrar qué quiere decir tu cuerpo. Un buen ejercicio para reconectar es la meditación.
- Disfruta más del momento presente. Nuestra salud mental y corporal no depende del pasado ni del futuro, sino del momento presente. Por tanto, aprende a disfrutar más del momento presente y a desarrollar una conciencia plena que te permita estar aquí y ahora. De esta manera, no solo estarás más atento a lo que sucede a tu alrededor, sino que podrás tomar mejores decisiones sobre tu estilo de vida.
- Por último, no permitas que el malestar emocional o las tensiones se acumulen en tu interior. Si no eres capaz de solucionar los conflictos a tu alrededor por tu cuenta, busca ayuda profesional antes de que el problema tome forma en tu mente. Así, no solo podrás recuperar tu equilibrio y bienestar emocional cuanto antes, sino que evitarás que los problemas mentales cobren vida en tu cuerpo.
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