Las empresas son cada vez más conscientes de la importancia de que sus trabajadores puedan ser ellos mismos y sentirse seguros. Por eso, va ganando terreno una estrategia en la que prima una comunicación transparente, una política de flexibilidad y conciliación, y la promoción de oportunidades de ascenso. Sin embargo, no siempre se dan esas circunstancias e identificar los motivos que están causando malestar o estrés en el ámbito laboral, puede resultar complicado.
Babbel, plataforma educativa dedicada al aprendizaje de idiomas, desde donde promueve el entendimiento a través del lenguaje, ha querido recopilar los motivos más habituales de frustración, con el fin de reconocerlos y poder tomar medidas al respecto, para lograr un ambiente más sano e inclusivo para todo el mundo.
1. No saber encajar las críticas
Una cultura corporativa basada en la retroalimentación (o feedback) es importante porque brinda a los empleados la oportunidad de evolucionar, crecer y mejorar. Tanto los comentarios positivos como los negativos representan una oportunidad de crecimiento. Sin embargo, algunas personas tienden a ver lo negativo como un ataque, lo que puede derivar en una situación de estrés o descontento. Por eso, es importante generar un clima de confianza, que deje claro que se trata de algo profesional, que ocurre a todo el mundo y con lo que, además, al empleado se le presenta la opción de progresar.
2. Gestionar metas y expectativas
Una fuente indudable de estrés en el trabajo es tener unas metas y expectativas poco claras. Para abordar este problema, puede ser útil hablar de ello con la jefa o jefe y mantener un diálogo más o menos asiduo sobre el lugar del empleado en la empresa. En algunos casos, también se puede establecer unos objetivos con los que discutir estrategias y próximos planes. En definitiva, un motivo fundamental para abrir una puerta al diálogo jefe-empleado y conocer de primera mano qué lugar ocupa en la empresa y cuál le gustaría ocupar para, en base a esto, proyectar una evolución no solo verosímil, sino también asequible para todos.
3. Saber identificar las prioridades
Puede parecer baladí pero planificar el trabajo puede reducir considerablemente el estrés. Es aconsejable establecer siempre plazos realistas ya que, muchas veces, de hecho, si una actividad no tiene un plazo, se deja de lado o incluso se olvida. Otro elemento fundamental es aprender a priorizar las distintas tareas evaluando la importancia de cada una de ellas en función de los objetivos o metas. Con el uso de un planificador semanal, una lista de tareas pendientes o, para los menos tradicionales, un software de administración de tareas, se puede generar un impacto muy positivo en el día a día del trabajador.
4. Conciliación y tiempo para desconectar
Especialmente en este período en el que el teletrabajo está a la orden del día, la línea entre la propia jornada laboral y la vida privada es cada vez más estrecha. Por eso, es fundamental ser capaz de relajarse y desconectar, sin pensar en el trabajo ni consultar correos electrónicos y notificaciones en el móvil. Puede parecer una obviedad pero que los empleados no olviden utilizar sus días de vacaciones es fundamental. Y en lo que respecta a la empresa, ha de saber promoverse el equilibrio entre la vida laboral y personal, así como crear una cultura laboral que apoye la vida fuera del trabajo.
En este sentido, Dorothea Herm, Directora de Recursos Humanos de Babbel afirma que, “la falta de diversidad e inclusión en la comunicación, las políticas y la cultura de la empresa es uno de los principales agentes de estrés en el entorno laboral. La negligencia en este ámbito puede reforzar los prejuicios, dañar la autoestima y la ansiedad, así como fomentar la inequidad” y agrega “uno de los valores en Babbel es – La diversidad nos hace más fuertes-. Estamos en un viaje a largo plazo hacia la construcción de una empresa antidiscriminatoria. Para ello, tenemos un Grupo de Diversidad, Equidad e Inclusión que trabaja arduamente para tener prácticas de contratación y promoción equitativas e imparciales, además de habilitar a aquellos que están subrepresentados. Para respaldar esto, recientemente lanzamos una guía interna para la inclusión lingüística para asegurarnos de que estamos haciendo todo lo posible para eliminar la tergiversación a través del lenguaje y todo el estrés causado por ella”.
Evidentemente, no existe una estrategia universal y se deben considerar soluciones específicas para cada caso. Igualmente, es importante saber identificar las causas del problema, tanto a nivel individual como de equipo, para crear conexión, entendimiento y cuidado mutuo. Esta es la base para asegurar un lugar de trabajo saludable.
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