Llevar una vida saludable y alimentarse de forma equilibrada, con todos los nutrientes esenciales, es la clave para que nuestro cuerpo y mente rindan al 100% tanto en el puesto de trabajo como en todas nuestras actividades diarias. Pero, para conseguir asimilar el hábito de llevar una alimentación saludable y que dure en el tiempo, hay que tener en cuenta varios factores para que el objetivo es cumpla con éxito.
Primero debes encontrar el motivo. Pregúntate por qué quieres cambiar tu forma de alimentarte. Este punto es esencial ya que mantendrá viva la motivación durante todo el proceso, hasta que se convierta en una práctica totalmente asimilada. Sean cuales sean tus motivos, conócelos.
Infórmate y elige un buen plan de alimentación. Apóyate en fuentes fiables con criterio científico o busca un/a profesional en dietética y nutrición. Adquiere un buen plan para saber cómo empezar y cómo llevarlo a cabo. En WellWo, la plataforma de salud y bienestar laboral, hay disponibles planes nutricionales hechos a medida según objetivos.
Calma y paciencia. Todo es un proceso, por lo tanto, no se va a conseguir de la noche a la mañana. Es fundamental saber que, para lograr adquirir el hábito de alimentarse de forma saludable, hay que tener paciencia y voluntad.
No prohíbas, cambia. Las prohibiciones generan un efecto rebote en el futuro. El proceso de cambio de alimentación debe ser orgánico, por lo tanto, en lugar de prohibir aquellos alimentos no tan saludables como, por ejemplo, la bollería industrial, cámbialos por otros que sí lo sean. Una idea serían las tortitas caseras de avena con chocolate negro y frutos rojos. Busca, cocina, prueba y experimenta.
La cocina a rebosar de salud. Poco a poco deshazte de aquella comida que no sea saludable y llena la despensa por aquellos alimentos que nutran tu organismo. Verduras, hortalizas, hongos, frutas, legumbres, cereales, frutos secos, hierbas aromáticas, dulces naturales, etc. Intentando que sea de temporada y fresco.
Planificar es poder. Planifica con antelación la compra y las comidas. De esta forma evitarás esos momentos en los que hay apetito y, como no sabes que comer, recurres en platos nada favorables. Planificar ofrece la oportunidad de tener tiempo para configurar unos platos equilibrados y llenos de nutrientes.
Por último, escucha a tu cuerpo siempre. Al inicio de esta transición puede resultar difícil, pero poco a poco conecta con tu cuerpo y observa los cambios que se producen. Identifica cómo te sientan los alimentos, si cuando tienes hambre fuera de las comidas, es real o es fruto de algún estado emocional. Observa si vas correctamente al baño, cómo son tus niveles de energía, si descansas mejor y cómo te afecta a las emociones. Y, sobre todo, disfruta de manera consciente de la alimentación y de cómo se siente tu cuerpo cuando lleves un tiempo comiendo de forma saludable.
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