Durante el último año, la incertidumbre ha gobernado sobre el resto de emociones a lo largo y ancho de todo el planeta. Incertidumbre por la salud, el trabajo, la economía, el futuro, las relaciones, etc.
En el ámbito profesional, la COVID-19 está afectando gravemente a todos los trabajadores, desde el personal sanitario y esencial como, por ejemplo, transportistas o empleados de la gran distribución, hasta las personas que trabajan desde sus domicilios.
“Esta crisis está resultando una dura prueba para las empresas, pero también una oportunidad de hacer las cosas bien”, explica Nuria Soler, directora de marketing de Steeple, herramienta figital de comunicación interna. “Las empresas que caminen junto a sus empleados saldrán muy beneficiadas de este trance y, para ello, deberán prestar atención a cinco aspectos básicos”.
Mantén un flujo de comunicación constante
La comunicación interna debe ser más frecuente y transparente que nunca. Los trabajadores necesitan saber lo que ocurre en su empresa y en su sector para no perder la confianza en la compañía y en la dirección. Según una encuesta realizada por Steeple, solo el 16% de las organizaciones se puso en contacto con sus empleados a diario durante el confinamiento. Sin embargo, el índice de satisfacción de estos con respecto a su empresa fue del 90%, frente al 29% de los empleados cuyas empresas comunicaban una vez al mes. Estos datos demuestran la importancia que la comunicación interna tiene para los equipos.
Acaba con la discriminación
Ningún empleado puede quedarse atrás, por muy desconectado que esté. La tecnología permite actualmente poner en contacto a todos los trabajadores, tanto si están frente a un ordenador, como si realizan su jornada en una línea de producción, en un establecimiento comercial o en ruta. No hay excusas para que los mensajes de la compañía no lleguen a toda la plantilla. Se pueden colocar pantallas táctiles en las salas de descanso comunes o habilitar aplicaciones en dispositivos móviles y ordenadores, por ejemplo.
Actualiza procesos
El mundo ha cambiado y la forma en la que nos relacionamos también, tanto en el ámbito laboral como doméstico. Pero no se trata de renunciar a actividades que antes funcionaban y se han demostrado efectivas para unir y motivar a los equipos. Es el momento de ser creativos e invertir en herramientas y procesos que se adapten a las necesidades actuales. Un ejemplo son los eventos virtuales, que resultan muy útiles para mantener la cohesión, mejorar la comunicación entre departamentos y estrechar relaciones. O las herramientas que permiten la interacción entre empleados y que sustituyen a la ya antigua máquina de café.
Apuesta por la flexibilización
Compatibilizar la vida personal y la laboral es más necesario que nunca. Permitir cierta flexibilidad a los empleados cuyas tareas lo permitan supone un balón de oxígeno para muchas familias actualmente. Del mismo modo que hay que promover la desconexión digital para mantener una buena salud tanto física como mental.
Celebra los éxitos
Conservar la motivación del equipo es muy importante de cara a mantener la productividad. Informar de los éxitos y aplaudirlos, alabar los esfuerzos y recompensar las buenas ideas son algunos hábitos que deberían estar siempre presentes en la empresa.
“De las crisis surgen oportunidades y los vínculos que las empresas creen en ese período tan complicado persistirán en el tiempo”, añade Nuria Soler. “Los empleados fueron bastante indulgentes con sus empresas durante el confinamiento por la brusquedad con la que nos golpeó a todos, pero no volverán a serlo. Es el momento de actuar, analizar las deficiencias y considerarlas como áreas de mejora prioritarias”.
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