Para que sea sostenible en los próximos años, la gestión del sistema sanitario debe estructurarse en base a un modelo que contemple un concepto más amplio de salud. Es decir, un sistema que sitúe al paciente en el centro, que implique a los profesionales sanitarios en la gestión y no solo en la atención, dotado de los recursos necesarios y reconocido y potenciado como un motor económico fundamental.
Estas son las principales conclusiones del informe “La salud en el centro de nuestra sociedad: ideas para un debate pendiente”, elaborado por expertos en gestión sanitaria de todo el mundo – liderados por el profesor del IESE Jaume Ribera – en colaboración con Vifor Pharma.
Para los autores, lograr este cambio de modelo implica actuar “no solo sobre el 20% de los determinantes de la salud a los que se dedica el 80% de los recursos, sino sobre un número de factores mucho más elevado que influyen directamente sobre nuestra salud: los que dependen del entorno, las variables socioeconómicas y los hábitos de conducta”. Consideran que este cambio de paradigma requiere “construir una organización mucho más matricial, tanto a nivel nacional como autonómico”, poniendo como punto de partida “la integración entre Sanidad y Servicios Sociales”.
Según el profesor Ribera, en esta nueva concepción también es necesario intervenir sobre las ineficiencias que se producen actualmente en el sistema. En este sentido, el informe propone dotar de personalidad jurídica propia a las entidades públicas, dándoles la máxima autonomía de gestión; separar la “propiedad” y la “gestión” en dichas instituciones con órganos independientes; y promover la participación de los profesionales sanitarios en los distintos puestos de gestión.
“Durante la pandemia, se ha puesto de manifiesto que la involucración de los profesionales sanitarios en responsabilidades de gestión en sus distintos ámbitos ha supuesto mejoras muy significativas para el sistema”, añade Ribera.
El paciente en el centro
Otra de las propuestas que plantea el estudio es la consecución del tan anhelado “paciente en el centro”. Para conseguirlo, explica Francesc Moreu, consultor internacional sobre gestión en salud y uno de los autores, “se debe considerar su participación como sujetos activos en la definición y gobernanza del modelo de salud, y dotarlos de una mayor participación en las decisiones que afectan a su salud como pacientes”.
Desde esta perspectiva, se debería formalizar su participación en la definición de las prioridades en salud como ciudadanos y en la mejora de los procesos por los que transitan como usuarios del sistema. Además, añade Moreu, “hay que conseguir la corresponsabilización de los ciudadanos con su salud y no solo con su enfermedad, puesto que tiene un impacto directo en su bienestar y en el coste sanitario asociado”.
Motor económico
El sector salud en España representa el 12% del PIB, emplea a más de 2,7 millones de trabajadores y lidera la inversión en I+D y, por tanto, es necesario reconocer su importancia desde el punto de vista económico, como un motor de creación de empleo e innovación, apuntan los expertos.
El documento propone una serie de estrategias para potenciar esta realidad, como apostar por los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), como una figura para desarrollar ideas innovadoras generadoras de riqueza y que reviertan en la salud de la población. También destaca la conveniencia de desarrollar una política industrial en favor de la producción de tecnologías sanitarias; identificar las necesidades de talento en el sector, facilitando la creación de nuevos perfiles profesionales; y considera fundamental el desarrollo de clusters empresariales innovadores alrededor de las ciencias de la vida.
Financiación insuficiente
El análisis concluye que “la sostenibilidad del sistema sanitario está amenazada de forma estructural”. Además, analiza que las reformas emprendidas desde 2010 – centradas en asegurar la sostenibilidad a través de la reducción de costes – pueden “llevarnos pronto a degradar la calidad de la asistencia sanitaria y la salud de la población”.
Según el documento, la aportación pública a la sanidad en España está por debajo de la media europea. De hecho, haría falta un incremento de la inversión de entre un 1% y un 1,5% del PIB. Además, el texto identifica carencias en la financiación de la dependencia y la necesidad de un modelo de financiación menos dependiente del ciclo económico.
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