La prevención de los riesgos laborales en las empresas históricamente se ha abordado de manera general desde un enfoque neutro, recopilando la información de los trabajadores sin diferenciar géneros salvo lo relativo al embarazo y lactancia. Conocer las desigualdades de género y cómo influyen éstas en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo es clave para que las empresas puedan aplicar políticas y prácticas preventivas que protejan a sus trabajadoras y trabajadores.
“Pese a ciertas mejoras, la brecha entre hombres y mujeres en el entorno laboral sigue existiendo y por ende en el ámbito de la prevención de riesgos laborales. Analizando las estadísticas podemos ver, por ejemplo, que los hombres tienen más tendencia a sufrir accidentes laborales y más probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, problemas auditivos y de pulmón, mientras que las mujeres son más propensas a sufrir problemas de salud relacionados con el trabajo, trastornos en las extremidades superiores, estrés laboral o problemas de piel. Indicadores que requieren de una reflexión a la hora de plantear la metodología a utilizar en la evaluación de riesgos en las empresas”, ha destacado Silvia Sánchez, técnico de Prevención de la mutua Umivale.
Por ese motivo, porque los riesgos laborales y las patologías causadas por ellos afectan de manera desigual a hombres y mujeres, la mutua ha publicado un Código de Buenas Prácticas para la incorporación de la perspectiva de género en la gestión de la prevención de riesgos laborales. Un documento cuyo objetivo principal es proponer una serie de recomendaciones que ayuden a las organizaciones a integrar el enfoque de género en la cultura preventiva.
Así, la guía identifica cuatro fases para conseguir dicha integración: la cultura preventiva, la modalidad preventiva, el diseño del sistema de prevención y la integración en el plan de prevención.
“Lo primero y primordial es que exista una conciencia de dicha desigualdad por los cargos responsables de la organización y hacer partícipe a toda la plantilla de la necesidad de integrar la perspectiva de género en la gestión de la prevención. Es recomendable que la persona responsable del área de seguridad y salud de la empresa tenga conocimientos y formación en los temas relacionados con la igualdad o en su caso el servicio de prevención”, ha apuntado Sánchez.
Desde Umivale también destacan la necesidad de disponer de la información más completa posible en los temas relacionados con la seguridad y salud de la organización. “Incluir la variable de sexo en aquellas entrevistas y encuestas que se lleven a cabo para obtener mayor información, pedir la participación de los trabajadores en los procesos de evaluación de riesgos, analizar las particularidades de cada centro de trabajo, conocer si hombres y mujeres que trabajan en el mismo puesto de trabajo desarrollan las mismas tareas y de forma similar… son algunas de las acciones que podemos llevar a cabo para integrar la perspectiva de género”, ha añadido Silvia Sánchez.
La guía también pone el foco en la importancia de disponer de un plan de igualdad en la empresa así como incluir contenido específico de igualdad en los programas de formación a los trabajadores y cuidar el uso del lenguaje no sexista en las comunicaciones internas.
Este código ya se puede consultar en el apartado Gestión de la Prevención en riesgos laborales, en la página umivale.es.
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