La emergencia sanitaria producida por la pandemia del Coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad de atender y cuidar también la salud mental de las personas. Así lo ha advertido la OMS instando al “aumento urgente de la inversión en servicios de salud mental si el mundo no se quiere arriesgar a que se produzca un aumento drástico de las enfermedades psíquicas”.
Con el objetivo de comprender en qué medida está afectando psicológicamente esta crisis del COVID-19 en la salud de la población trabajadora, affor ha realizado un estudio para evaluar su impacto en España y en siete países de Latinoamérica (Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, México, Panamá y Perú) con la colaboración de sus partners en destino, así como la Cátedra de Prevención de la Universidad de Sevilla, PRL Innovación.
El 41,99 % de la población trabajadora encuestada presenta síntomas de ansiedad
Concretamente, el estudio realizado en España recoge una muestra de 1.024 personas trabajadoras entre abril y junio, distribuidos por distintos sectores de actividad, en el que se han empleado dos escalas psicológicas validadas: el Test de Salud Total (TST) y el GHQ Goldberg.
Así, el 41,99 % de la población trabajadora encuestada presenta síntomas de ansiedad y el 27,3% siente que su salud ha empeorado en las últimas semanas. Entre los principales síntomas que manifiestan de forma frecuente o habitual se encuentran: nerviosismo, irritabilidad o tensión (86,2%), alteración del sueño (84,7%), dolor de cabeza (68,8%), retraso en el comienzo de la tareas (50,6%) o sensación de ahogo sin esfuerzo físico (42,6%).
Atendiendo a la escala de Goldberg, el estudio refleja que el 67,58% de los encuestados requeriría realizar una valoración detallada desde el área de salud ocupacional por posible ansiedad y depresión, siguiendo los criterios recogidos en el Protocolo PSICOVS2012, publicado por Osalan-Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales.
Entre los principales motivos de ese malestar, encontramos que el 61,5% se siente agobiado y en tensión; el 56,8% declara falta de concentración; el 54,7% ha perdido el sueño por preocupación; y el 46,5 se siente poco feliz y deprimido.
“Los datos nos reflejan una evidencia, que cuanto menos llama la atención, ya que casi la mitad de todos los encuestados tienen sintomatología en cualquiera de sus dimensiones de ansiedad o depresión. Esto significa que un porcentaje de esos trabajadores podrían ser susceptibles de generar un trastorno a medio plazo, si no gestionamos adecuadamente e intervenimos sobre las primeras manifestaciones sintomatológicas. En este sentido, se hace necesario realizar evaluaciones pormenorizadas de todas aquellas personas que estén mostrando sintomatología relevante para prevenir consecuencias tanto en su salud mental y física, como en la eficiencia de las organizaciones ” destaca Carmen Rodríguez, directora del área de Intervención Psicológica de Affor.
Según estimaciones de la OMS, en el mundo hay 264 millones de personas que padecen depresión, una de las principales causas de discapacidad. Además, muchas de ellas sufren también síntomas de ansiedad. Los trastornos por depresión y por ansiedad cuestan a la economía mundial 1 billón anual de dólares en pérdida de productividad.
“Nos encontramos ante la necesidad social de gestionar este malestar desde todos los ámbitos. En el área de la salud pública, el Defensor del Pueblo instaba esta semana
al Gobierno y a las Comunidades Autónomas a estudiar de forma «urgente» qué hacer para incrementar el servicio de atención a la salud mental en España ya que la ratio de profesionales en la sanidad pública era en 2018 de 6 por cada 100.000 habitantes (tres veces menor que la media europea); y en el ámbito empresarial, donde la población adulta pasa muchas horas al día, también se deben tomar medidas, desde el área de Seguridad y Salud en el trabajo para poner en marcha acciones de promoción de la salud psicológica”, añadía Anabel Fernández, ceo de affor prevención psicosocial.
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