Cada vez es más frecuente que, a la hora de retribuir a sus empleados, las empresas utilicen el llamado salario emocional. Todavía hoy es un concepto que parece difuso para muchas personas, pero que en realidad se basa en intentar satisfacer una de las necesidades básicas de cualquier trabajador, como es la de estar feliz en su puesto de trabajo.
Por lo tanto, podemos definir el salario emocional como aquellas retribuciones al empleado que no tienen carácter económico y que buscan satisfacer otro tipo de necesidades, como las personales, profesionales o familiares, y mejorar su calidad de vida. Las acciones que la empresa puede acometer para dar forma a este tipo de retribución son muy variadas, desde fomentar el buen ambiente laboral hasta la contratación de un seguro médico para empresas que mejore el bienestar de los empleados.
No debemos subestimar el efecto positivo que este tipo de salario puede tener en la mayor parte de los trabajadores, ya que, una vez cubiertas las necesidades económicas, la importancia de satisfacer cuestiones de índole más social o de reconocimiento personal crecerá exponencialmente.
¿Por qué es importante el salario emocional y qué ventajas tiene para los trabajadores?
Tal y como comentábamos con anterioridad, el objetivo básico del salario emocional es poder completar y ayudar a conseguir que el trabajador pueda saciar sus carencias en distintos planos de su vida, referidos tanto al aspecto profesional, como al familiar y personal. ¿Por qué es tan importante esta circunstancia para una empresa? Porque, indiscutiblemente, un trabajador contento rinde mejor y contribuye a que se instaure un buen ambiente en el entorno laboral.
No obstante, queremos explicar con más detalle las ventajas que este tipo de remuneración otorga a los trabajadores, uno de los ejes fundamentales del buen funcionamiento de cualquier empresa.
Oportunidades de crecimiento dentro de la empresa
Para un trabajador es muy importante conocer que el trabajo que realiza pueda verse recompensado con un ascenso o con el desempeño de nuevas responsabilidades. La posibilidad de crecimiento laboral y de conseguir un futuro estable es algo que cualquier empleado valora muy positivamente, ya que supone una forma muy efectiva de cubrir sus necesidades de superación y reconocimiento por parte de los demás.
Vida personal y profesional más compatible
Existen muchas formas de premiar a un trabajador para que pueda conciliar su vida personal y familiar con la profesional. De esta forma, los incentivos por producción en forma de días de vacaciones, los horarios flexibles, las guarderías en las empresas o la facilidad para obtener días de asuntos propios, garantizan al empleado que podrá disfrutar de su vida y obligaciones familiares sin prejuicio de menoscabar su actividad profesional.
Sensación de pertenencia a la empresa
Un trabajador que siente que su opinión es escuchada y tenida en cuenta, es un trabajador más feliz. Si una empresa hace partícipes a sus empleados de sus decisiones, informándolos o solicitando su opinión, logrará que el sentimiento de pertenencia de estos aumente. Cuando esto ocurre, acudir a trabajar cada día supone más una motivación para los trabajadores que una obligación.
Aumento del bienestar
Es innegable que una retribución que complemente todas las necesidades que tiene un trabajador servirá para conseguir que el bienestar de este aumente. Y esta situación no solo se verá reflejada en su rendimiento como empleado, sino que tendrá unas repercusiones tremendamente positivas para su vida diaria: desde una profunda satisfacción por el estado en el que se encuentran tanto él como su familia, hasta el crecimiento de la capacidad para solventar cualquier problema que se le presente.
En definitiva, la utilización de una política retributiva por parte de la empresa que incluya más beneficios para el trabajador que los puramente económicos, redundará en el incremento de situaciones ventajosas para ambas partes.
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