Las empresas más allá de un simple lugar en el que trabajar, pueden decidir convertirse en el lugar ideal para trabajar. Un lugar en el que se creen vínculos y experiencias compartidas y, de esta manera, se generen embajadores de marca y se atraiga el talento (employer branding), y ser un sitio atractivo para desarrollar una carrera profesional. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que cada elemento de la cultura y la política de recursos humanos puede promover el bienestar de las personas que la conforman, consiguiendo así tener personas con un alto rendimiento sostenido, un alto sentimiento de pertenencia (engagement) y una alta tasa de fidelización de los empleados (estrategia employer experience). En este sentido, desde Biwel, el partner de bienestar de las empresas, se dan las claves para conseguir una cultura del bienestar en la empresa y lograr así, personas más comprometidas y saludables y, por tanto, empresas más rentables.
“Los equipos directivos son los responsables de crear un entorno que permita a las personas administrar su propio bienestar, no como asesores o planificadores, sino como conductores” sostiene Estel Mallorquí, Fundadora y Directora de Biwel. Los responsables deben facilitar a sus personas experiencias positivas para fomentar un cambio de conductas y mejorar sus estilos de vida, lo cual va a impactar directamente en el rendimiento personal y laboral.
Para las empresas de cualquier tipo, tamaño o industria, estos cuatro pilares ofrecen los puntos esenciales para crear una cultura de bienestar que impulse resultados positivos para ambas partes:
- Invitar. El liderazgo de la empresa debe ser saludable, poniendo en equilibrio los intereses de los diferentes stakeholders (clientes, empleados, proveedores, accionistas, sociedad) y debe defender la importancia de mejorar el bienestar personal como recurso para vivir una vida plena. Al establecer una posición de aceptación respecto a acciones que fomenten el bienestar, la empresa empodera a sus personas a incluirlo en su día a día y participar como les parezca, defendiendo la autonomía y la privacidad de los empleados, al tiempo que promueven un crecimiento del bienestar personal y organizacional. Una cultura de bienestar se basa en un ambiente abierto y acogedor.
- Proporcionar acciones regularmente. Aunque las personas son las responsables de sus acciones, la responsabilidad de los líderes es invitar a la participación de forma regular a actividades y recordar a los empleados la importancia del bienestar. Por esta razón, la misión de la empresa es facilitar y ofrecer oportunidades de aprendizaje a los empleados con actividades que les ayude a mejorar su educación y sus habilidades para interactuar mejor con su entorno. En ningún caso estos líderes deben convertirse en expertos o asesores de bienestar, sino ser facilitadores para mejorar la conciencia de los empleados.
- Modelo a seguir. Las personas tienden a seguir los pasos de sus líderes, y si queremos que nuestras personas se conviertan en gestoras de su propio bienestar, es importante que estos líderes puedan tener la oportunidad de inspirar y ejemplificar cómo viven su día a día con bienestar. Por esta razón, los líderes deben ser influencers y modelos a seguir para las personas de sus equipos, consiguiendo así en muchas ocasiones, una mayor participación y compromiso de sus personas. Esto no significa que deban convertirse en triatletas para demostrar su pleno compromiso. Más bien, los líderes deben mostrar y compartir de una forma auténtica sus buenas prácticas de bienestar personal, proporcionando ejemplos reales.
- Atención. Los equipos directivos y líderes deben comunicar de forma abierta y transparente el compromiso que tiene la empresa con las iniciativas de bienestar: mejorar la vida de las personas. Con este fin, los líderes deben comunicar y animar a los empleados a establecer sus propias metas de bienestar e interesarse por su progreso, demostrando un interés real por su bienestar. En una cultura de bienestar sólida, los líderes demuestran su compromiso para mejorar las vidas de las personas cuando trabajan de forma holística las 5 dimensiones del bienestar: trayectoria, social, financiero, comunitario y salud.
En definitiva, mejorar el bienestar de las personas tiene un impacto directo en el resto de objetivos empresariales: aumento del compromiso, retención del talento, sentimiento de pertenencia y satisfacción, disminución del absentismo y un mejor clima laboral.
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