Trabajo en equipo, autogestión y responsabilidad propia de cada empleado son los valores que se ponen en alza con el proyecto de huerto ecológico urbano en el que participa VASS desde el pasado mes de junio y que hacen que la actividad esté resultando un verdadero éxito.
Valores que, además, están completamente alineados con los de la propia compañía y que convierten esta actividad en otra acción de RSC de VASS, de acuerdo con la apuesta de esta empresa líder en soluciones digitales por un futuro sostenible, con la ayuda y participación activa de su plantilla.
Son cerca de un centenar los empleados que trabajan regularmente, y de forma voluntaria, en este huerto urbano ecológico, que es el más grande de España dentro de una empresa. Lo hacen dentro de su horario laboral, imputando esas horas a dedicación de RSC, “algo que tiene su dificultad en la mayoría de las empresas y que en VASS cuenta con el apoyo total de la dirección”, según apunta Sonia Domínguez, responsable del área de Medioambiente de VASS.
En grupos de 6/8 trabajadores por día, aproximadamente, realizan las labores de cuidado del huerto urbano los lunes y viernes, junto con los empleados con discapacidad intelectual de la Fundación Juan XXIII, entidad con la que se está llevando a cabo este proyecto impulsado por MERLIN -propietaria del edificio-, y al que la compañía presidida por Javier Latasa se adhirió para fomentar hábitos saludables, valores medioambientales y sociales y satisfacción personal y profesional.
En un total de 120 m2 de superficie cultivada, se recogen entre 10 y 20 kilos de productos ecológicos cada día de recolección. En el último mes, se han recolectado 135 kilos, entre tomates (redondos y sherry), pimientos (italianos y padrón), berenjenas y judías verdes.
El grupo que trabaja cada día en el huerto se reparte la producción y lo que sobra se deja en la recepción de la empresa para el resto de los empleados que pertenece al grupo de trabajo.
“A nivel medioambiental, estamos creando conciencia sobre el consumo de productos de cercanía y de temporada, sobre la optimización y reutilización de recursos y sobre el uso de materiales sostenibles, además de ser un auténtico sumidero de CO2”, señala Sonia Domínguez.
Añade, en relación con la dimensión la social del proyecto, que “los empleados de VASS crean lazos y un gran vínculo con los trabajadores con discapacidad intelectual de la Fundación XXIII, compartiendo tiempo de calidad con estos profesionales, apostando por la integración y la equidad y convirtiendo el huerto en un espacio vivo, colaborativo y cercano”.
Sin olvidar otro de los objetivos de VASS en todas sus acciones dirigidas a los empleados, como es aportar felicidad y bienestar en el entorno de trabajo. “Se trata además de una actividad totalmente diferente al trabajo que realizamos y que nos ayuda a despejar la mente y a liberar tensiones”, concluye la responsable del área de Medio Ambiente de VASS.
Cabe reseñar que, de cara al próximo año, está previsto organizar actividades para dinamizar aún más el huerto urbano como son visitas con los hijos de los empleados, talleres de formación específicos y talleres de voluntariado.
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