La protección de la maternidad en todas sus vertientes siempre se ha considerado como un aspecto esencial para lograr sociedades avanzadas y sostenibles. De hecho, la evolución sanitaria y la implantación de los sistemas de protección social han conseguido, en pocas décadas, disociar el concepto de maternidad al de una situación de riesgo, tanto para la madre como para el feto.
Por otro lado, la defensa de la maternidad ha contribuido a poner en valor la lactancia como un aspecto esencial e inseparable del proceso, adquiriendo una importancia similar a la que se otorga al periodo de gestación.
Desde 2009, la inclusión de la protección del riesgo durante el embarazo y la lactancia natural como parte de las contingencias profesionales que gestionamos desde las mutuas, ha enriquecido nuestra experiencia en la gestión del riesgo profesional al incorporar una nueva prestación de carácter protector, frente al tradicional enfoque reparador que desarrollamos ante los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.
Para FREMAP, como entidad especializada en asumir las consecuencias de los riesgos profesionales, esta nueva perspectiva, más allá de una mera gestión de prestaciones sociales, nos compromete a trabajar en la identificación de las medidas preventivas que minimicen las consecuencias que los riesgos profesionales ocasionan en los procesos de gestación y lactancia natural.
Si pretendemos conseguir una sociedad desarrollada, sin lugar a dudas, es indiscutible señalar la conveniencia de conciliar el periodo gestacional con la actividad laboral y para que ello sea posible, es muy importante lograr unas condiciones de trabajo compatibles con el embarazo y la lactancia. Con este objetivo, en 2010 publicamos un manual sobre la protección de la maternidad con respecto a los factores de riesgo de higiene industrial, que complementamos con esta publicación que aborda la identificación y prevención de los riesgos de origen ergonómico.
A pesar de que en un primer análisis pudiera considerarse la primacía de los factores de riesgos de higiene industrial, la realidad demuestra que son los de origen ergonómico los que determinan más del 83% de las prestaciones para la protección de la maternidad que gestionamos en la mutua.
A diferencia de los factores higiénicos (agentes químicos, físicos y biológicos), el control de los riesgos ergonómicos que afectan a la maternidad suele ser compatible con la mayor parte de los procesos y además contribuye a la mejora de las condiciones de seguridad y confort del conjunto de los trabajadores afectados. Por ello, a lo largo de la publicación, se aportan multitud de propuestas para la adaptación de las condiciones de trabajo a los requerimientos de la mujer embarazada, que igualmente son válidas y beneficiosas para el resto de trabajadores que desempeñan el puesto de trabajo.
Estamos convencidos de que durante los próximos años, uno de los retos que deberíamos conseguir las sociedades, pasa por asimilar el trabajo como un aspecto inseparable al estado de bienestar y para ello será necesario avanzar en el concepto de empresas saludables, en las que la maternidad sea un elemento clave en la protección de las personas que las constituyen.
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