El cáncer es uno de los mayores miedos de la sociedad. Así lo refleja el último estudio realizado por Cigna, “Cigna 360 Wellbeing Score. Spain Report”, en el que el 76% de los españoles encuestados reconoce que padecer algún tipo de tumor cancerígeno es su mayor preocupación en cuestiones de salud. Y es que, aunque la mortalidad relacionada con esta enfermedad en España ha bajado en los últimos años -gracias a los avances en cribado, diagnóstico precoz y a la mejora de los tratamientos-, los casos de cáncer continúan en aumento.
Conscientes de que este tipo de enfermedad es, ahora mismo, una de las principales causas de muerte en nuestro país, Cigna, compañía global de servicios de salud, ha ampliado sus coberturas incluyendo una unidad de seguimiento clínico para los casos con cáncer. De este modo, la aseguradora asigna un/una enfermero/a de referencia a pacientes oncológicos que da soporte, asesora e informa durante el proceso: trámites, coberturas, segunda opinión médica, proveedores, visitas hospitalarias, etc.
A este respecto, es importante que los pacientes oncológicos cuenten con una atención personalizada que dé respuesta a cualquier necesidad física o emocional que puedan presentar. Por ello, aparte de ampliar la atención médica, es importante ofrecer mayor información respecto a tratamientos, metodología de actuación o procedimientos paliativos que mejoren la calidad de vida del enfermo. El objetivo es dar una respuesta asistencial completa y ajustada a los requerimientos del asegurado y sus familias.
Este servicio también será aplicable a bebés prematuros, embarazos de alto riesgo, ingresos en la UCI, patologías crónicas o severas y multitrauma.
A esta nueva cobertura se unen los nuevos servicios incluidos en sus planes de salud para 2017, también muy centrados en enfermedades oncológicas y que ponen especial foco en la prevención, detección y tratamiento de las mismas. Entre estos, se encuentra el test BRCA 1 y 2, prueba diagnóstica en sangre que determina la predisposición al cáncer de mama y/u ovario, la medicación vía parenteral que evita los efectos secundarios de los quimioterápicos, o la ampliación de la cobertura de pruebas PET-TAC en casos como: tumor maligno de vías biliares, cáncer de cérvix uterino, cáncer de próstata y epilepsia refractaria al tratamiento médico.
La prevención, el punto de partida
Se estima que aproximadamente el 5% de los tumores son de carácter hereditario. El resto, están relacionados con el estilo de vida y los hábitos personales. De este modo, con motivo del Día mundial Contra el Cáncer, Cigna ofrece los siguientes consejos para reducir el riesgo de padecer cáncer:
- Atención médica regular. Es imprescindible analizar nuestro cuerpo y ser capaces de reconocer aquellas alteraciones que podrían desencadenar en esta enfermedad, así como estar al día en reconocimientos médicos, especialmente después de los 35 años. La detección precoz de cualquier cáncer siempre juega a favor del paciente. También existen programas de cribado en personas propensas a sufrirlo y cuyo principal objetivo es detectar el cáncer antes de que se presenten síntomas.
- Vacunarse. La prevención del cáncer también incluye la protección contra ciertas infecciones virales, tales como la Hepatitis B, que puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de hígado, o el virus del papiloma humano (VPH), de transmisión sexual y que puede conducir al cáncer genital cervical y otros.
- Mantener la línea. La obesidad se asocia al aumento del riesgo de padecer cáncer de mama, colon, esófago, páncreas, endometrio o riñón, entre otros. Por ello, además de llevar una dieta saludable rica en legumbres, cereales, frutas y verduras, y reducir el consumo de alimentos y bebidas hipercalóricos y carnes procesadas, hay que procurar realizar algún tipo de actividad física, ya que previene entre un 30 y un 50% la aparición de tumores.
- Evitar la ingestión de alimentos carbonizados. La carne cocinada en exceso hecha a la parrilla o a la brasa, las patatas fritas muy doradas, las tostadas muy hechas y, en general, los alimentos carbonizados, contienen productos cancerígenos conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos. De este modo, hay que controlar el nivel de cocinado para conservar sus propiedades nutritivas y eliminar la aparición de tóxicos. Además, la cocción y posterior enfriamiento lento de comidas que mezclan vegetales y carnes generan la aparición de nitrosaminas, compuesto químico cancerígeno.
- Consumo moderado de alcohol. El consumo de alcohol puede producir cáncer de hígado, colon, recto, esófago, laringe, faringe y mama. El peligro de padecerlo aumentará con la cantidad de alcohol ingerida y, respecto a algunos tipos de cáncer (como los de la cavidad bucal, faringe, laringe y esófago), las posibilidades de sufrirlo se verán incrementadas si el bebedor es fumador habitual.
- Fuera tabaco. Un cigarrillo contiene más de 4.000 sustancias químicas, de las cuales 200 son venenosas y más de 50 cancerígenas. Además, el humo que se consume sin inhalar tiene 4 veces más componentes cancerígenos que el que no se aspira, por lo que los fumadores pasivos están igualmente expuestos a este riesgo.
- Cuidado con la exposición prolongada al sol. La sobreexposición a los rayos ultravioleta solares es el factor riesgo más común del cáncer de piel, uno de los más frecuentes. Así que se recomienda utilizar protección y evitar esta práctica durante las horas centrales del día. No obstante, es aconsejable no evitarlo del todo, ya que el sol es esencial para que el organismo pueda producir la vitamina D, clave en la prevención de patologías como la hipertensión, esclerosis múltiple o cáncer.
- Buscar posibles factores de riesgo genético. Además de los factores ambientales, en algunos tipos de cáncer el riesgo hereditario es alto, como es el caso de algunos tipos de cáncer de mama y colorectal. Investigar la historia familiar puede ser de mucha ayuda para identificar una posible mutación genética y hacer pruebas que podrían ayudar a tomar medidas preventivas.
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