Casi tres cuartas partes de las empresas españolas participantes en este estudio consideran el estrés laboral como la principal preocupación en términos de salud y productividad de la plantilla. A ello le siguen la falta de actividad física (37%), el “presentismo laboral” (29%), la obesidad (29%) y la nutrición deficiente (29%). Estas son algunas de las conclusiones del estudio “Staying@Work: Estrategias de salud y productividad en el lugar de trabajo” elaborado por Willis Towers Watson, en el que también se pone de manifiesto el todavía escaso nivel de participación en los programas o actividades relacionados con la salud y el bienestar: apenas la mitad de los empleados se ha visto implicado en alguno de ellos durante 2015.
En este sentido, el 42% de las empresas españolas participantes apuntan a la falta de información útil y de estrategia (38%) como los principales factores que obstaculizan la aproximación hacia la salud y la productividad del empleado.
Entre los programas de salud y bienestar más comunes puestos en marcha por las empresas españolas para dar respuesta a las problemáticas de salud de la plantilla destacan las evaluaciones sobre la salud del empleado (88%), el establecimiento de clínicas de salud cercanas o en los propios centros de trabajo (76%), la realización de pruebas biométricas (71%) y vacunaciones in situ (65%).
Según José Mª García, director, Human Capital & Benefits de Willis Towers Watson, “los riesgos para la salud relacionados con el estilo de vida pueden tener un efecto negativo profundo y duradero en el rendimiento, tanto desde el punto de vista individual como empresarial. Las compañías que entienden los riesgos de su capital humano son propensas a tener un mayor éxito al establecer una estrategia global de salud y productividad, frente a aquellas que toman medidas y programas individuales inconexos”.
El informe muestra que una gran mayoría de las empresas españolas (86%) confían en que su compromiso con los programas de salud y productividad se incremente en los próximos 3 años. En este sentido, un 74% centrará sus esfuerzos principalmente en estrategias para crear una cultura de la salud y bienestar de la plantilla. Esto a pesar de que más de la mitad aún no tiene una estrategia articulada de salud y productividad (65%) o de medición y evaluación plurianual (59%).
Tal y como explica José Mª García, “las empresas que cuentan con objetivos medibles integrados en su estrategia están mejor posicionadas para desarrollar programas coordinados y específicos. Sin embargo, aquellas que sólo miden métricas limitadas, como la participación, perderán la visión de conjunto. Las métricas amplias que demuestran el valor de las iniciativas de bienestar, teniendo en cuenta elementos tales como el cambio en los riesgos para la salud, las medidas de reconocimiento de los empleados y los cambios en el compromiso laboral son vitales para garantizar que se alcancen los objetivos previstos».
García comenta además que “las empresas españolas han reconocido desde hace tiempo que la salud y la productividad pueden influir en el éxito del negocio y crear una ventaja competitiva. La buena noticia es que las empresas están aumentando su compromiso con la salud y bienestar de sus empleados. Sin embargo, para pasar a la acción tienen que dotar a sus equipos de presupuesto, personal y especialización con el fin de que puedan crear este tipo de programas y aportar beneficios al negocio».
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