Cuando se trabaja a la intemperie, especialmente en los meses más fríos, hay que llevar un vestuario laboral adecuado. El clima del invierno presenta algunos riesgos graves, entre ellos las quemaduras por el hielo, que se dan especialmente en nariz, mejillas y dedos de los pies y de las manos, y la hipotermia por una exposición prolongada al frío, así como la congelación de las partes expuestas.
En casos extremos, la pérdida de calor corporal, especialmente si la ropa está mojada, puede tener graves consecuencias o incluso causar la muerte. Por ello, cuando está la seguridad del trabajador al aire libre en juego, hay que utilizar una ropa de trabajo adaptada a condiciones extremas.
Una de las mejores maneras de prevenir riesgos es usar varias capas de ropa en vez de una sola de abrigo. Si es posible, la ropa que está en contacto con la piel debe ser fina y de poliéster, lo que ayudará a mantener el calor corporal. Después, hay que usar otra capa más gruesa y abrigada y, por último, un abrigo de tela impermeable y que proteja del viento. Los complementos, como gorro, guantes, calcetines, bufandas y zapatos o botas también son importantes para proteger del frío y la humedad.
Para evitar problemas es mejor ponerse la ropa de trabajo antes de salir al exterior. Hay que llevar ropa extra si cree que su vestuario laboral corre riesgo de mojarse, y mantener la piel seca para evitar congelaciones, tal y como recomienda Prevención10, una web donde cualquier persona puede evaluar su propio riesgo laboral.
También resulta conveniente tomar mucha agua para evitar la deshidratación, evitar fumar y tomar alcohol, café u otras bebidas con cafeína, y mantenerse en buen estado. Cuando se sale al aire libre durante periodos hay que moverse constantemente y tomarse pequeños descansos, especialmente si el trabajador se siente agotado o en malas condiciones físicas. Asimismo, y si es posible, es recomendable hacer el trabajo al aire libre durante las horas más calientes del día.
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