David Tomás, cofundador y director general de Cyberclick Group, acaba de publicar ‘La empresa más feliz del mundo (Empresa Activa)’, un libro en el que ofrece once claves para que los empleados puedan reinventar su profesión y disfrutar del trabajo, aunque hace un llamamiento a las compañías para que den prioridad a sus empleados y lograr así su bienestar.
En una entrevista a Europa Press, Tomás afirma «sin lugar a dudas» que las empresas pueden llegar a ser lugares felices para sus empleados aunque «aún queda camino por recorrer». «Para que suceda el cambio, en cualquier compañía la prioridad han de ser las personas que trabajan en ella», ha afirmado.
«Se ha de cuidar su bienestar e ilusionarlas en el día a día dentro del trabajo, para que así cuando se vayan a casa lo hagan felices y que cuando vuelvan por la mañana a la oficina lo hagan con una sonrisa y motivadas –prosigue–. Si la gente está bien en todas las facetas de su vida, llevará adelante sus objetivos con más éxito. Así ganamos todos, las personas y la empresa».
Para llegar a ser una empresa feliz, Tomás hace hincapié en tener «voluntad del cambio», un aspecto que «ha de surgir de los responsables de la empresa, aunque el propio equipo puede sugerir mejoras en la cultura de la compañía» con el fin de que «los directivos puedan evaluar progresivamente los cambios y darse cuenta de que valen la pena, ya que todo el mundo está mejor».
Asimismo, apela a la confianza, «el secreto para crear lugares de trabajo donde prevalece la felicidad». «De esta forma la jerarquía pierde sentido, los empleados pueden tomar decisiones libremente y se les da más libertad de autogestión. Confiar en los demás aumenta el sentimiento de pertenencia al grupo y cada uno se siente más valorado», detalla.
En cuanto al caso de España, este emprendedor relata que, aunque no existe un ranking específico de empresas felices, cada año la consultora Great Place to Work elabora una lista para saber qué empresas españolas son excelentes lugares de trabajo.
«Aquí la idea de empresa feliz está poco desarrollada, pero es una tendencia al alza, ya que comienza a haber compañías españolas que intentan tener empleados felices y crear un buen entorno de trabajo. Aunque aún no existe una cultura generalizada para entender trabajo y felicidad como conceptos compatibles, cualquier compañía que quiera innovar y crecer va a necesitar personas felices en su equipo capaces de desarrollar todo su potencial. Esto es imposible en las estructuras rígidas donde cada uno es un número más», advierte.
En el caso de Cyberclick, explica que la compañía cuenta con políticas que ayudan a la conciliación profesional con la vida personal, «muy valoradas por los empleados, ya que son incentivos que ayudan a potenciar la pertenencia a la empresa y a trabajar con más ilusión», como trabajar desde casa, flexibilidad horaria o apostar «por una jerarquía horizontal, donde la opinión de todos cuenta por igual».
En esta línea, destaca una iniciativa relacionada con la medición de la felicidad en el equipo, en la que se pregunta diariamente a los empleados cuál es su estado emocional: en qué estado de ánimo ha llegado ese día y en qué estado se ha marchado (teniendo como opciones Súper Verde, Verde, Ámbar y Rojo). También se le pregunta cuánto le gusta lo que ha hecho durante esa jornada del 1 al 4 y si quiere hacer algún comentario. Los datos se analizan una vez a la semana y si ha surgido algún problema, se estudia cómo ayudar a solucionarlo «entre todos».
Por ello, Tomás reitera que las soluciones pasan por el papel de los empleados pues «las personas del equipo pueden aportar ideas y las ganas de promover el cambio» aunque insiste en que «la verdadera iniciativa ha de partir de los responsables de la empresa».
«Si la dirección no quiere cambiar, los empleados pueden aportar no conformarse. Si no están bien, entonces es hora de empezar a buscar un nuevo sitio de trabajo. Si muchas personas empiezan a marcharse porque la compañía no apuesta por la felicidad, así se verá obligada a implementar algunas mejoras. La fuga de talento es un problema para estas organizaciones, ya que los buenos profesionales están en aquellas empresas que los ven primero como personas y quieren su bienestar», precisa.
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