Hombres que dependen directamente del primer ejecutivo de la empresa es el perfil de los directivos de responsabilidad social corporativa, de acuerdo con el primer Estudio de la Función de Responsabilidad Social en la Empresa Española que ha sido elaborado por la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (Dirse).
Según los resultados del estudio, un 66 por ciento de las personas que ocupan esta responsabilidad en las empresas son hombres, frente a un 34 por ciento de mujeres, que se dedican en un 33 por ciento de los casos a esta labor en exclusiva.
Un 14 por ciento de las veces está integrado con Recursos Humanos y con Comunicación, y un 8 por ciento lo hace con los departamentos de Medio Ambiente, Calidad y Relaciones Internacionales. Un 4 por ciento se integra en Relaciones Institucionales o Marketing y el 11 por ciento restante lo hace de manera integrada con otras áreas.
Respecto a la dependencia orgánica, el 50 de los directivos encuestados reporta directamente al máximo ejecutivo de la compañía u organización y un 46 por ciento forma parte del Comité de Dirección.
Los resultados del documento se han basado en una encuesta ‘online’ a casi 600 representantes de diferentes entidades empresariales y varias sesiones de ‘focus group’ en las que participaron una decena de directivos de empresas líderes en España.
La aportación de valor a la sociedad y el retorno positivo para la compañía desde un compromiso ético, así como la capacidad de transformar la organización o la transversalidad de su actividad son las principales motivaciones que esgrimen los responsables de RSC de las empresas españolas a la hora de desarrollar sus funciones.
Del estudio también se desprende que la actividad de este tipo de directivos genera un rico y positivo networking’ tanto a nivel interno como externo, aunque adolece de un escaso peso en la toma de decisiones estratégicas en la compañía, a pesar de reconocerse su visión integral y global. Esa visión le hace contar con un interesante equilibrio a la hora de abogar por la necesidad de una ética adecuada sin descuidar el pragmatismo del negocio.
El informe analiza la evolución de la figura de este profesional en el desarrollo de su labor desde las primeras etapas a las más avanzadas en la actualidad, en la que parecen estar más definidas sus competencias. Así, inicialmente comenzó ocupándose de aspectos como la acción social, la política ambiental o la gestión de las personas, pasando después a responsabilizarse del ‘reporting’, el Plan Estratégico, o la identificación y mitigación de riesgos, para finalmente focalizarse en la identificación de oportunidades de negocio y la medición del retorno.
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