Grupo Ferrero subraya la importancia de la Responsabilidad Social Corportiva (RSC) como «principio empresarial fundamental» unido a criterios éticos, con motivo de la presentación del Informe de RSC de la compañía, que contempla «un ambicioso decálogo» de objetivos que se ha propuesto alcanzar en el año 2020.
Algunos de estos objetivos –que se detallarán este martes en un acto que se celebrará esta tarde en la Embajada de Italia en Madrid– se han alcanzado con «años de adelanto», como detalla a Europa Press el director de Relaciones Institucionales y Corporativas de Ferrero Ibérica, Roberto Torri, como la reducción del 20% del consumo hídrico por unidad de producción, entre otros. Por ello, insiste en «seguir trabajando en la misma línea» para asegurar el éxito en la empresa.
Aunque el primer informe de RSC publicado por el Grupo corresponde al 2008, Torri destaca que «la responsabilidad social corporativa del Grupo Ferrero se encuentra en el ADN de la compañía» ya que, desde sus inicios en la década de 1960, «ha sentido y ejercido su responsabilidad social, antes siquiera de que la expresión hubiera sido acuñada».
«Para la compañía, la dirección ética y sostenible representa tanto un modelo moderno de Responsabilidad Social Corporativa como un principio empresarial fundamental», asevera, al tiempo que añade que «las políticas de RSC deben evolucionar de igual manera que lo hace la sociedad, para adaptarse a lo que demanda el entorno».
Respecto a la especificidad de los proyectos en función de los países en los que la compañía está presente, afirma que «las políticas de RSC son comunes a toda la empresa, ya que forman parte de su filosofía, que se asienta sobre el lema de la Fundación Ferrero: ‘Trabajar, crear, donar'», y enumera el respeto a los derechos humanos o los compromisos en materia de medio ambiente.
En cualquier caso, también se llevan a cabo proyectos específicos como las ‘Empresas Sociales’ en Sudáfrica, India y Camerún, «uno de los cuatro pilares básicos de la RSC de Ferrero, junto a los Productos, a la Fundación o al programa Kinder+Sport», destinado al cuidado de la infancia y en el que han participado más de 12 millones de niños, según recuerda.
En el caso de las ‘Empresas Sociales’, fundadas en zonas desfavorecidas, su objetivo es crear puestos de trabajo «con el compromiso de que el 100% de los trabajadores sean del país en cuestión» y situarse en «una posición privilegiada para implementar proyectos de iniciativas de carácter social y humanitario».
CÓDIGOS PARA SER CUMPLIDOS
Por otro lado, el Grupo cuenta con un Código Ético y un Código de Conducta Empresarial creados «para ser cumplidos, independientemente de la posición o cargo que ocupe un trabajador en Ferrero», mientras que en el caso de los proveedores, «uno de los objetivos del decálogo de Ferrero es compartir el Código de Conducta Comercial en toda la cadena de valor, y esto se consigue gracias al plan ABCDE».
Además de estas iniciativas, el Grupo cuenta con la Fundación Ferrero, uno de los retos «más bonitos e ilusionantes» de la compañía y que, entre otros objetivos, persigue «mantener el contacto con los trabajadores de la empresa tras su jubilación», con el fin de que sigan formando parte de Ferrero «mientras lo deseen».
Por todo ello, Torri destaca «el fuerte compromiso» del sector de la alimentación con los ciudadanos, «ya que cumple una función indispensable» que, en el caso de Ferrero, es un compromiso «con las personas y con el entorno», además de hacer hincapié en «el fuerte vínculo» existente con sus trabajadores.
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