La dificultad para conciliar la vida personal y laboral, en un 29% de los casos, y las escasas compensaciones, en un 25%, son las principales razones de los directivos españoles para no desear ser consejero delegado en su compañía, según indica el informe Gestión Empresarial 2006.
El estudio, que ha sido elaborado por la escuela de negocios IESE y la consultora de comunicación Burson-Marsteller, indica que, a pesar de estos factores negativos, el 31% de los directivos que no ocupan altos cargos desearía convertirse en consejero delegado de su empresa.
Los directivos españoles opinan, en un 38% de los casos, que la reputación de una compañía es atribuible a la reputación de su consejero delegado, que debe caracterizarse por ser una persona creíble, preocuparse por sus clientes y comunicar una clara visión de la dirección de la compañía dentro de la empresa.
El 37,4% de los 210 ejecutivos que han participado en la elaboración del informe opinan que las empresas españolas han perdido competitividad en el mercado interior, mientras el 58,9 opina que también se han visto afectadas sus actividades en el exterior.
Esta pérdida de competitividad se debe, en opinión del 36% de los encuestados, a las medidas económicas y políticas y a la deslocalización de los mercados, también según el 36%.
Los factores clave para conseguir éxitos empresariales son alcanzar un posicionamiento claro y diferenciado de sus productos o servicios sobre el resto de los competidores, seguido de lograr los precios y costes competitivos.
Por otro lado, los consejeros delegados más admirados entre los directivos españoles son Bill Gates, de Microsoft, y Jack Welch, de General Electric.
Emilio Botín (BSCH) y Amancio Ortega (Inditex), los primeros ejecutivos españoles de la tabla, ocupan el cuarto y quinto lugar respectivamente y también aparecen en la lista nombres como los de Antoni Brufau (Repsol-YPF), Ignacio Galán (Iberdrola) y Xabier de Irala (BBK).
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