Latinoamérica y el resto de regiones en desarrollo necesitan invertir "urgentemente" en la educación, la salud y la formación profesional de sus jóvenes para impulsar el crecimiento y reducir la pobreza, dijo hoy el Banco Mundial (BM).
El organismo multinacional recordó, en un informe divulgado este sábado, que los países en desarrollo tienen ahora una población juvenil récord de 1.300 millones de personas. De ellas, 140 millones viven en América Latina.
El estudio destaca que la cifra de jóvenes aumenta en toda la región, desde Argentina a Brasil, pasando por Chile.
El "Informe Mundial de Desarrollo 2007" señala que ese incremento de población en edad laboral es una "oportunidad" para impulsar el crecimiento, siempre y cuando los jóvenes tengan acceso a una buena educación, puedan optar a trabajos de calidad y gocen de salud.
Francois Bourgignon, economista jefe del Banco Mundial, recalcó hoy en la rueda de prensa en la que se presentó el estudio que los dividendos de invertir en los jóvenes son "enormes".
Sacó a colación un estudio de Rand Corporation, un centro de estudios, según el cual hasta un 25 por ciento del crecimiento de los países del sureste asiático durante los conocidos como "años milagrosos" que precedieron a la crisis de 1997 obedece a la inversión en el sector más joven de la población.
El Banco Mundial insiste en el desafío de la tarea, debido a la "generalizada desigualdad de oportunidades" en América Latina.
Así, el 14 por ciento de los jóvenes brasileños que pertenecen al 10 por ciento más pobre de la población son analfabetos y sólo el cuatro por ciento de ellos trabaja en el sector formal de la economía, dice el estudio.
Por el contrario, la mitad del 10 por ciento más rico de la población tiene un empleo formal y sólo el 0,3 por ciento de ellos son analfabetos.
El análisis indica que más de una quinta parte de las empresas en los países en desarrollo (Brasil incluido) consideran la escasa formación profesional y la reducida educación de sus empleados como un obstáculo "grave" o "muy importante" para sus operaciones.
De ahí que el organismo inste a actuar de forma "urgente". El Banco ofrece una extensa lista de consejos a los gobernantes de la región sobre cómo mejor invertir en los jóvenes.
En el primer lugar de sus prioridades figura la construcción de un "sólido cimiento", que implica invertir en la nutrición, la salud y el desarrollo psico-social desde la infancia.
El estudio menciona que en países como Jamaica los mejores programas preescolares se tradujeron en un mayor rendimiento académico e incluso en una reducción de la criminalidad.
El Banco invita también a que los países eviten el empleo infantil y a que, en general, refuercen sus sistemas educativos para satisfacer un mercado laboral cada vez más competitivo.
El diálogo entre el mundo académico y el sector privado es también una buena idea, según el Banco, quien señala que Chile es uno de los que ha apostado por esa vía.
El estudio aborda también el tema de la financiación.
El Banco apunta que en países como Chile las familias aportan ya hasta el 80 por ciento del costo de la educación superior.
Por el contrario en Uruguay los fondos privados financian menos del 20 por ciento del predio de la educación superior. En casos como ese, los países podrían movilizar más recursos mediante la aplicación de tarifas, asociaciones público-privadas y otras fuentes de generación de ingresos.
El BM recomienda también involucrar al sector privado en la financiación y gestión de la educación.
El informe también toma nota del éxito de los programas de ayuda condicionada.
El programa "Oportunidades", de México, es uno de los que apunta en esa dirección, al dar mayores ayudas si las niñas continúan con su escolarización.
El Banco recomienda también facilitar el acceso a crédito para la educación universitaria.
Por otro lado, recomienda que los gobiernos ofrezcan programas de capacitación a los jóvenes empleados en el sector informal para que puedan saltar al sector formal de la economía.
Para finalizar, aconseja a los dirigentes latinoamericanos que aumenten las campañas públicas de información sobre temas de salud.
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