Según un informe mundial sobre la violencia contra los niños publicado con motivo del Día universal del niños, gran parte de los más de 300 millones de niños y adolescentes trabajadores sufren malos tratos, violencia física y psicológica, abusos verbales o sexuales.
Entre los entornos en los que los niños están expuestos a la violencia, el lugar de trabajo debería ser objeto de una atención particular. En muchos países se deberían adoptar medidas específicas para ponerse en contacto con niños que pudieran ser víctimas de la violencia, rescatarlos y rehabilitarlos con la ayuda de las organizaciones de empleadores, los sindicatos y organismos gubernamentales, incluidos los servicios de inspección.
Las formas más comunes de violencia contra los niños trabajadores son de orden físico, psicológico o sexual. Según el informe de las Naciones Unidas, la violencia que sufren los niños trabajadores es a menudo sistemática y forma parte de una cultura colectiva del lugar de trabajo en la que la brutalidad física, los gritos, las palabrotas y la violencia ocasional como el acoso sexual, y en casos extremos, la violación o el asesinato son moneda corriente.
Sin embargo, el daño más frecuente que se infringe a los niños trabajadores por la violencia de que son objeto parece ser la baja autoestima resultante de los abusos verbales, la humillación y la intimidación.
Entre las formas de violencia psicológica figuran los gritos, las reprimendas, los insultos, las amenazas, el lenguaje obsceno, la intimidación, el acoso, el aislamiento, la marginación y el trato discriminatorio recurrente.
Aunque apenas se dispone de datos fidedignos sobre el número exacto de niños trabajadores que son víctimas de la violencia, en particular respecto de los niños en la economía informal, que es en donde trabaja la inmensa mayoría, todo apunta a que la presencia de niños en el lugar de trabajo tiene un lado oscuro y vergonzoso.
"La violencia de que son objeto los niños trabajadores permanece "oculta" porque casi nunca se plantea directamente la cuestión: se recoge sistemáticamente información sobre la violencia contra las mujeres y otros trabajadores, pero se suele pasar por alto a los niños trabajadores", explica Frans Roselaers, Director del Departamento de Asociaciones y Cooperación para el Desarrollo y miembro del consejo editorial del informe.
Los 5,7 millones de niños del mundo que están sometidos a trabajo forzoso o a servidumbre, incluida una proporción importante de víctimas de la trata, son muy vulnerables a la violencia.
Aunque el trabajo en régimen de servidumbre existe en otras partes del mundo, gran parte del problema se concentra en Asia Meridional. Otro grupo de riesgo son los niños implicados en el tráfico de drogas: suelen estar al final de una cadena de comportamientos violentos y están expuestos a riesgos de abuso de sustancias y daños.
Los niños que trabajan en entornos de trabajo inseguros también corren riesgos. En 2004, se estimó que más del 60 por ciento de los 218 millones de niños trabajadores del mundo trabajaba en ocupaciones "peligrosas".
Entre ellas, figuran el trabajo en las fábricas de vidrio, la minería, y la agricultura de plantación en donde las disposiciones de seguridad y salud suelen ser poco estrictas o inexistentes, señala el informe.
"Todo caso de violencia contra un niño es inaceptable. Si reconocemos esto, podemos acelerar el actual ritmo de reducción del trabajo infantil que se ha logrado en los últimos cuatro años, acabar con las peores formas de 2016 … y poner fin entre todos a la violencia contra los niños".
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