El "Informe mundial sobre la violencia contra los niños" fue publicado hoy, en ocasión del Día Universal del Niño que se conmemora el 20 de noviembre.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), que contribuyó con este informe, pidió una política de tolerancia cero para la violencia contra unos 218 millones de trabajadores infantiles y unos 100 millones de adolescentes empleados legalmente en todo el mundo.
El estudio de la ONU representa el examen más completo que se ha realizado sobre la violencia contra los niños, y se espera que detone un nuevo movimiento para tratar de controlar esta práctica.
A pesar que es imposible contar con cifras globales sobre el problema debido a su naturaleza "oculta" y a las dificultades que tienen los niños para presentar denuncias cuando sufren de violencia, la OIT detectó que en algunas áreas la mayoría de los trabajadores infantiles enfrentan algún tipo de violencia en el lugar de trabajo, ya sea verbal, física o sexual.
"Para muchos trabajadores infantiles la violencia es una realidad aterradora de su vida diaria, y esto debe terminarse junto con el trabajo infantil", dijo el Director General de la OIT, Juan Somavia.
"En todo el mundo hay un aumento de la violencia en el trabajo. La violencia contra los niños y los adolescentes que trabajan es endémica y en algunos casos es 'parte del trabajo'. Esto debe detenerse".
Los investigadores de la OIT encontraron que la violencia contra los niños a menudo es "parte de una cultura colectiva de brutalidad física, gritos, groserías y eventualmente violencia que puede incluir acoso sexual y, en casos extremos, incluso violación o asesinato".
La OIT también destacó que estos niños representan al grupo más vulnerable en medio de un aumento generalizado de la violencia en el trabajo en el mundo. El informe pidió "una política de tolerancia cero para la violencia contra los niños que trabajan".
"La violencia en contra de un solo niño ya es demasiado", dijo el director del Departamento de Asociaciones y Cooperación para el Desarrollo de la OIT, Frans Roselaers, miembro del comité editorial del informe de la ONU.
"Si reconocemos esto podremos acelerar la tasa de disminución del trabajo infantil lograda en los últimos cuatro años y lograr que en el mundo los niños no trabajen". El informe dice que algunas categorías de niños y adolescentes trabajadores están más expuestos al riesgo de la violencia: trabajadores domésticos, jóvenes en la economía informal, niños en situación de servidumbre por deudas y formas modernas de esclavitud, y aquellos que realizan trabajos peligrosos.
Los 5,7 millones de niños que están en condiciones de trabajo forzoso u obligatorio, incluyendo a una parte importante de ellos que además son víctimas de tráfico, están enfrentados en forma permanente al riesgo de la violencia.
Según el informe la amenaza también es permanente para niños en un ambiente laboral inseguro. En 2004 se estimaba que más de 60 por ciento de los 218 millones de niños trabajadores del mundo estaban empleados en trabajos "peligrosos", como fábricas de vidrios, minas, y plantaciones u otras tareas agrícolas en las cuales las regulaciones sobre salud y seguridad son débiles o inexistentes.
Por otra parte algunos casos de trabajo infantil son violentos por naturaleza, como la explotación sexual y el tráfico de seres humanos, dice el informe. Un ejemplo descarado de violencia contra los niños es la explotación de menores de 18 años en la prostitución, pornografía o tiendas de sexo.
De acuerdo con el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT en el mundo hay un fuerte consenso sobre la necesidad de erradicar el trabajo infantil.
Más de 80 por ciento de los niños del mundo viven en países que han ratificado los dos convenios clave con que cuenta la OIT para abordar este tema. La Organización ha planteado que su aplicación requiere regulaciones laborales, inspecciones, duras sanciones contra empleadores de quienes están por debajo de la edad legal, y eliminación de actividades ilegales que involucren a niños.
El informe recomienda poner en práctica medidas que aborden en forma integral las causas económicas y culturales del trabajo infantil, promover la educación y modos de vida alternativos, y generar una movilización social para cambiar las actitudes de aceptación del trabajo infantil y la violencia.
Un ejemplo de esto son los Programas de Duración Determinada de la OIT para la erradicación del trabajo infantil, los cuales incluyen un paquete de intervenciones de prevención, retirada, rehabilitación y futura protección. Hasta ahora más de 20 países han adoptado esos programas.
El IPEC es el programa global más extenso dedicado a la erradicación del trabajo infantil y es el más grande de los programas operativos de la OIT. En diciembre de 2005 realizaba actividades en 86 países, con un gasto anual en proyectos de cooperación técnica que superó los 70 millones de dólares ese año.
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